Este thriller argentino cuenta el otro lado del Mundial de fútbol del 78 y es de las mejores historias que verás en el año
Santiago Díaz Benavides
Desde 'Forrest Gump' hasta 'Interestelar', pasando por 'Guerra Mundial Z' y 'Naruto', puedo pasar horas hablando sobre mis producciones favoritas. Si me preguntas qué es lo que más me gusta del cine te diré que es mucho mejor que la vida.

Mientras los goles se celebraban en las calles, algo oscuro sucedía puertas adentro. Esta película lleva el terror a lo más profundo de la memoria histórica.

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El Mundial de Fútbol de 1978 es uno de los eventos más recordados de la historia argentina, no solo por el triunfo deportivo, sino por haberse celebrado en medio de una de las etapas más sombrías del país: la dictadura militar. Esa contradicción —entre la euforia popular y el horror de los centros clandestinos— es el eje narrativo de 1978, un thriller argentino que se ha convertido en una de las propuestas más inquietantes y aclamadas del cine reciente.

Dirigida por los hermanos Nicolás y Luciano Onetti, la película llegará a la plataforma Max este 20 de junio de 2025, tras un paso exitoso por más de 50 festivales internacionales, donde cosechó más de 30 premios, incluidos Mejor Película, Dirección y Guion. En una apuesta arriesgada, 1978 cruza el género del horror sobrenatural con el terror político, construyendo una historia que, aunque se ancla en hechos históricos, no teme jugar con lo inexplicable.

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La trama se desarrolla en paralelo a la final del Mundial entre Argentina y Holanda. Mientras millones de personas festejan frente a sus televisores, un grupo de tareas irrumpe en una vivienda y secuestra a varios jóvenes, creyéndolos militantes políticos. Lo que parecía un operativo represivo más, se transforma rápidamente en un infierno inesperado: los detenidos forman parte de un culto esotérico y despiertan fuerzas que escapan a todo control. El centro clandestino de detención, emblema del terror de Estado, se convierte entonces en un espacio donde el espanto ya no distingue entre víctimas y victimarios.

Con un elenco que incluye a Carlos Portaluppi, Mario Alarcón, Santiago Ríos y Agustín Pardella, 1978 se apoya en interpretaciones sólidas que logran transitar con verosimilitud entre la denuncia histórica y el relato fantástico. La apuesta visual también ha sido destacada por la crítica, especialmente por su uso del suspenso, la penumbra y los efectos visuales, que refuerzan una atmósfera densa, claustrofóbica y por momentos alucinada.

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Lejos de presentar la dictadura como simple contexto, la película la convierte en un personaje activo que potencia el horror. “Parte del terror es ese contrapunto: te atrapa la ficción, pero te derrapa en la realidad”, explicó Nicolás Onetti, subrayando el poder del género para interpelar desde otro lugar, sin recurrir al discurso académico.

1978 no solo es una de las mejores películas argentinas del año; es también una de las más valientes. Al transformar el miedo en un lenguaje cinematográfico que interpela y recuerda, demuestra que el cine puede ser un vehículo poderoso para la memoria y la reflexión. Especialmente cuando decide mirar hacia donde muchos prefieren no volver a ver.

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