¡Como en las películas! Así es la robot humanoide que puedes adquirir en Colombia y acabará con la soledad de los hombres
Santiago Díaz Benavides
Casi nadie conoce mi primer nombre, pero todos saben que tengo un homónimo español que escribe thriller. Me obsesionan las películas sobre el fin del mundo y tengo una particular debilidad por el cine de M. Night Shyamalan.

Aria ya está disponible para entrega en el país. Su apariencia, capacidades conversacionales y estructura modular la convierten en un producto tan fascinante como polémico.

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En medio del auge global por la inteligencia artificial, Colombia no se queda atrás en recibir una de las creaciones más controvertidas del presente: Aria, la robot humanoide desarrollada por la empresa estadounidense Realbotix, ya puede ser adquirida en el país por quienes buscan compañía más allá de lo convencional.

Con una altura de 1,70 metros, un rostro intercambiable y un cuerpo completamente articulado, Aria no es un asistente virtual cualquiera. Está equipada con un sistema de cámaras que le permite reconocer rostros, mantener conversaciones fluidas y recordar datos personales de sus interlocutores, lo que le otorga una inquietante capacidad para simular relaciones afectivas.

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La empresa fabricante ofrece distintos modelos que van desde bustos parlantes por 10.000 dólares hasta versiones completas con cuerpo móvil por más de 200.000. Incluso existe una “versión de viaje”, pensada para quienes desean llevar consigo a su robot, por aproximadamente 150.000 dólares. En todos los casos, la tecnología de IA permite personalizar la personalidad de Aria, sus reacciones y hasta su sentido del humor.

Aunque Realbotix insiste en que Aria no fue concebida como un producto sexual, lo cierto es que la compañía tiene sus raíces en la fabricación de muñecas eróticas de lujo. Y pese a que ha iniciado un proceso de separación legal entre sus líneas de productos, la figura femenina, delgada y altamente estetizada de Aria sigue generando debate sobre la cosificación del cuerpo femenino en la era de la robótica.

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En Colombia, la importación del dispositivo debe hacerse bajo pedido especial, y ya se han registrado los primeros interesados en ciudades como Medellín y Bogotá. Según representantes de distribuidores tecnológicos locales, los potenciales compradores son mayoritariamente hombres entre 35 y 55 años, solteros o divorciados, interesados en explorar “una nueva forma de afectividad no convencional”.

Pero las críticas no se han hecho esperar. Psicólogos, feministas y expertos en tecnología han advertido sobre el riesgo de crear vínculos emocionales con entidades que, por más avanzadas que sean, no tienen conciencia ni emociones reales. “La idea de combatir la soledad con un robot es seductora, pero podría llevar a un aislamiento aún más profundo”, señaló la socióloga Natalia Caro, especializada en estudios de género y tecnología, en conversación con Infobae Colombia.

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Aun así, el fenómeno es imparable. En una sociedad hiperconectada pero cada vez más solitaria, la llegada de Aria plantea una pregunta crucial: ¿queremos compañía real o solo la ilusión de ella?

Mientras se discute su impacto ético y social, la robot humanoide ya es una realidad comercial en Colombia. Y como en las películas de ciencia ficción, puede que estemos dando el primer paso hacia una redefinición del vínculo humano. O hacia una soledad aún más sofisticada.

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