"Incómodo": A Hayao Miyazaki no le gusta que se compare a Studio Ghibli con Disney y señala el mayor defecto en las animaciones del estudio de Mickey Mouse
Angie Quiroz
Angie Quiroz
-Redactora
Me puedes decir Ang. Amo el drama en las películas y la vida real. Fan de las chicas súper poderosas del cine y la televisión. Sigo sin superar ‘Fleabag’ y ‘I may destroy you’.

Hay quienes dicen que el Studio Ghibli es el "Disney de Japón", pero Miyazaki lo tiene muy claro.

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En el mundo de la animación, es bastante común escuchar que Studio Ghibli es "la Disney de Japón". La comparación parece lógica: ambos son gigantes de la animación en sus respectivos continentes, y sus películas han conquistado a públicos de todas las edades. Sin embargo, para Hayao Miyazaki, cofundador y director de Ghibli, esta asociación es incómoda.

“Walt Disney es un productor, ¿no? Yo soy un animador en el campo, o un director, así que me siento incómodo cuando me comparan con él”, dijo Miyazaki en una entrevista poco después del estreno de La Princesa Mononoke, según una traducción de Discover Ghibli. A pesar del reparo, no es que Miyazaki no respete lo que Disney ha hecho por la animación. De hecho, en la misma charla recordó con admiración a los “Nueve Ancianos”, un grupo de animadores legendarios que trabajaron para Disney desde los años 20 hasta los 80 y que participaron en clásicos como Blancanieves y los siete enanitos.

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“Los respeté. Tenían una gran personalidad y eran muy agradables de conversar”, afirmó Miyazaki. Pero cuando se trata de influencias más profundas y personales, el cineasta mira hacia otros horizontes.

A diferencia de muchos de sus contemporáneos, que crecieron viendo producciones de Disney, Miyazaki encontró su inspiración en obras menos comerciales y más reflexivas. Entre sus referencias están El Rey y el Ruiseñor (Francia, 1950), La Reina de las Nieves (Unión Soviética) y La Serpiente Blanca (Japón). Estas películas, según él, logran algo que Disney no alcanzaba del todo en ese momento: representar con autenticidad el corazón humano.

“Las obras anteriores de Walt Disney, como Blancanieves, Fantasía y Pinocho, eran técnicamente maravillosas, pero cuando se trataba de mostrar el corazón humano, eran muy simples y poco agradables”, comentó Miyazaki. Para él, lo que realmente lo llevó a dedicarse a la animación fue el potencial que vio en este medio para expresar emociones y pensamientos humanos con más profundidad.

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Ese enfoque más introspectivo es una de las razones por las cuales Studio Ghibli ha cultivado un estilo tan distinto. Películas como Mi vecino Totoro, El viaje de Chihiro o El viento se levanta están marcadas por una sensibilidad particular, donde los personajes no son solo buenos o malos, sino complejos, contradictorios y profundamente humanos.

Y aunque Disney ha evolucionado con los años, Miyazaki no es el único autor que ha expresado cierta distancia frente al legado del estudio estadounidense. J.R.R. Tolkien, autor de El Señor de los Anillos, también mostró su desagrado por cómo Disney adaptó cuentos clásicos como el de Blancanieves, criticando lo poco fieles que fueron esas versiones a las historias originales.

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En definitiva, la comparación entre Disney y Ghibli puede parecer natural desde fuera, pero para Miyazaki, son caminos muy distintos. Mientras uno apostó desde sus inicios por grandes espectáculos para toda la familia, el otro ha construido una filmografía donde el foco está en la emoción, la contemplación y la riqueza del mundo interior de sus personajes. ¿Qué opinas tú?

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