Han pasado casi dos décadas desde que el joven que apareció brevemente en Harry Potter y el cáliz de fuego se transformó en una de las figuras más versátiles del cine actual. Robert Pattinson, aquel que conquistó al público adolescente en Crepúsculo, ha sabido reinventarse hasta convertirse en un actor que todo director quiere tener en su reparto. Pero detrás de su metamorfosis artística hay una influencia que, según él mismo confiesa, marcó su rumbo: James Dean.
“Creo que fue la persona más influyente para los jóvenes, especialmente los actores, en los últimos 50 años”, declaró Pattinson durante la promoción de Life (2015), el drama que retrata la amistad entre el fotógrafo Dennis Stock y el icónico protagonista de Rebelde sin causa. En esa película, Pattinson no interpretó a Dean, pero sí al hombre que lo inmortalizó con la legendaria foto en Times Square. “Intenté copiar su acento porque siempre quise tener su voz. Todos amamos un poco a James Dean”, añadió.
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El paralelismo entre ambos resulta inevitable: dos intérpretes carismáticos que escaparon de los moldes de su tiempo. Mientras Dean se rebelaba contra la inocencia de Hollywood en los años cincuenta, Pattinson hizo lo propio al dejar atrás el brillo vampírico de Twilight para sumergirse en el cine de autor. Su colaboración con David Cronenberg en Cosmópolis (2012) y Maps to the Stars (2014) demostró su deseo de explorar lo incómodo, lo psicológico, lo profundamente humano.
Luego vinieron Queen of the Desert de Werner Herzog y Good Time (2017) de los hermanos Safdie, donde interpretó a un ladrón desesperado en un Nueva York eléctrico. Fue entonces cuando la crítica lo comparó con Al Pacino y Dustin Hoffman, consolidando su reputación como uno de los actores más camaleónicos de su generación.
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Hoy, Pattinson continúa desafiando expectativas. Tras su paso por The Batman, prepara tres grandes proyectos: The Odyssey, dirigida por Christopher Nolan; la tercera parte de Dune de Denis Villeneuve; y Here Comes the Flood, un thriller de atracos para Netflix junto a Denzel Washington.
A los 39 años, el actor británico parece seguir los pasos de su ídolo: un artista que busca dejar huella no por la fama, sino por la intensidad con la que habita cada papel. En un tiempo donde las estrellas tienden a repetirse, Robert Pattinson, como James Dean, sigue siendo la prueba de que el talento genuino nunca se apaga.