Esta estrella de Hollywood ganó un premio a la peor actriz y otro a la mejor por el mismo personaje
Santiago Díaz Benavides
Casi nadie conoce mi primer nombre, pero todos saben que tengo un homónimo español que escribe thriller. Me obsesionan las películas sobre el fin del mundo y tengo una particular debilidad por el cine de M. Night Shyamalan.

En un mismo fin de semana, la actriz se llevó dos galardones opuestos y quedó inscrita en el libro Guinness de los Récords. Un caso insólito en la historia de Hollywood que pocos recuerdan hoy.

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El 6 de marzo de 2010, Sandra Bullock hizo historia en la industria cinematográfica de una manera que nadie había anticipado. En la ceremonia de los Golden Raspberry Awards, conocidos popularmente como los Razzies o “anti-Oscar”, la actriz subió al escenario para recibir el premio a la Peor actriz por su papel en la comedia romántica Loca obsesión (All About Steve). En una gala a la que casi nunca acuden los ganadores, Bullock sorprendió al público al presentarse con una sonrisa y con una carretilla de copias en DVD de la película para repartir entre los votantes, ironizando con que seguramente no la habían visto completa.

Lo curioso es que apenas 24 horas después, la misma actriz estaba en el escenario del Kodak Theatre de Los Ángeles levantando la estatuilla más codiciada de Hollywood: el Oscar a Mejor actriz por su interpretación de Leigh Anne Tuohy en el drama deportivo The Blind Side (Un sueño posible). Con ese triunfo se impuso a gigantes de la actuación como Meryl Streep, Carey Mulligan, Helen Mirren y Gabourey Sidibé, logrando consolidar uno de los momentos más memorables de su carrera.

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El contraste entre ambos reconocimientos no solo generó titulares en todo el mundo, sino que también le otorgó un lugar en el Guinness World Records como la primera actriz en ganar un Oscar y un Razzie el mismo año. Antes, algo similar había ocurrido con el compositor Alan Menken en 1993 y el guionista Brian Helgelund en 1998, pero ninguno se había atrevido a recoger su Razzie en persona. Bullock rompió la tradición con un gesto de humor y deportividad que terminó por engrandecer su figura.

El triunfo en los Oscar no fue producto del azar. La actriz ya venía cosechando reconocimientos durante esa temporada: había recibido el Globo de Oro y el premio del Sindicato de Actores por su papel en Un sueño posible. Además, la crítica y la propia Academia reconocieron en ella a una intérprete que había sabido navegar entre comedias ligeras y dramas de peso, y que merecía, tras años de trabajo constante, un lugar en el panteón de las grandes estrellas de Hollywood.

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Incluso, la velada de los Oscar estuvo marcada por un momento simpático: al subir al escenario para recibir su premio, Bullock protagonizó un gesto de complicidad con Meryl Streep, con quien había alimentado una “falsa rivalidad” durante toda la temporada de premios.

Quince años después, aquel fin de semana sigue siendo un hito único en la historia del cine: Sandra Bullock, la misma actriz que fue considerada lo peor y lo mejor del año, logró transformar una aparente contradicción en la mejor carta de presentación de su carrera.

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