¿La recuerdas? Así fue la histórica colaboración de esta banda bogotana con Soda Stereo que puedes ver hoy en YouTube
Santiago Díaz Benavides
Lector, melómano, miope curioso y cinéfilo. Me dicen El Profesor. Vivo en Bogotá con mi prometida y una perrita. También trabajo en una librería.

Un momento que marcó un antes y un después en el rock latinoamericano sigue vivo casi tres décadas después. Su energía, improvisación y química en el escenario lo convirtieron en una pieza de culto.

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En marzo de 1996, en un estudio de MTV en Miami, la historia del rock latinoamericano sumó una de sus escenas más memorables. Soda Stereo, en pleno esplendor creativo, grababa su sesión MTV Unplugged, un formato que había consagrado a artistas de talla mundial. Lo que nadie anticipaba era que aquella noche, en medio de guitarras eléctricas y atmósferas hipnóticas, una voz bogotana irrumpiría para dejar huella: la de Andrea Echeverri, vocalista de Aterciopelados.

La invitación no fue parte de un plan elaborado. Andrea y Héctor Buitrago, compañeros y cofundadores de Aterciopelados, se encontraban en Miami luego de haber sido teloneros de Soda en parte de su gira. Fue Gustavo Cerati quien, casi de forma espontánea, le propuso a Echeverri que subiera al escenario a cantar “En la ciudad de la furia”, uno de los himnos más potentes del repertorio de la banda argentina. Ella aceptó, aunque no sin sentir un vértigo inmediato.

Captura de pantalla

Horas después, con las luces y las cámaras encendidas, Andrea apareció junto a Cerati. Vestida con un estilo que fusionaba lo alternativo y lo folclórico, su voz tímida en los primeros versos pronto se transformó en un canto firme, cargado de intensidad. La versión que interpretaron distaba de la original: más lenta, más envolvente y con una atmósfera casi psicodélica que permitía que cada palabra flotara en el aire.

Sin embargo, lo que el público no vio —y que años más tarde ella misma contaría— es que los nervios jugaron una pequeña pasada. En un momento, Andrea se equivocó en una línea. Cerati, con su carisma habitual, la corrigió sobre la marcha, y la canción siguió fluyendo como si nada hubiera ocurrido. Esa imperfección mínima, lejos de restarle, aportó un matiz de autenticidad que quedó inmortalizado en la grabación.

Captura de pantalla

Tras la presentación, la celebración continuó fuera de los reflectores. Según relató el propio Héctor Buitrago, el grupo se reunió en una suite de hotel junto con miembros de Soda Stereo. Entre risas y anécdotas, la noche terminó con un episodio casi cinematográfico: alguien encendió una cortina como broma, lo que activó la alarma de incendios y provocó la llegada de la policía. Una historia que, con el tiempo, se sumó al mito de esa colaboración.

A nivel musical, el impacto fue inmediato. No solo porque un grupo colombiano lograba compartir escenario con una de las bandas más influyentes del continente, sino porque la química entre Echeverri y Cerati dejó claro que el rock latinoamericano estaba atravesando una etapa de efervescencia creativa sin fronteras. Fue una demostración de que el talento y la autenticidad podían unir ciudades, países y escenas musicales distintas.

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Hoy, casi treinta años después, el video oficial de aquella interpretación está disponible en YouTube y sigue acumulando reproducciones. Para quienes la vivieron en tiempo real, es un regreso a una época en la que la música sonaba a descubrimiento y riesgo; para quienes llegaron después, es la oportunidad de presenciar un instante irrepetible que demuestra que las colaboraciones más recordadas no siempre son las planeadas.

Ver esa presentación es asistir a una cápsula del tiempo: la voz cálida de Andrea, el magnetismo de Cerati, la fuerza de Soda Stereo y la esencia de Aterciopelados fundiéndose en una sola canción. Un recordatorio de que, a veces, la magia surge cuando menos lo esperas, y que la historia del rock latinoamericano está hecha de momentos así.

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