Hay películas que pasan desapercibidas durante años, hasta que alguien las redescubre y, como una herida mal cerrada, vuelve a doler. Creep (2014), una modesta producción independiente dirigida y protagonizada por Patrick Brice junto a Mark Duplass, es uno de esos títulos. Con solo dos actores, una cámara y una cabaña en medio del bosque, este thriller psicológico sigue demostrando, diez años después, que no se necesita sangre para incomodar.
La premisa es simple: Aaron (Brice), un videógrafo en busca de trabajo, acepta un encargo peculiar. Josef (Duplass), un hombre que afirma estar muriendo, quiere dejar un video para su hijo por nacer. El plan es grabar durante un día entero en su casa de campo. Sin embargo, lo que empieza como una extraña solicitud con tintes sentimentales, pronto se convierte en una espiral de comportamientos erráticos, silencios largos, confesiones incómodas y una tensión que no deja respirar.
Netflix
Lo que incomoda en Creep no es lo explícito, sino lo ambiguo. La película juega con el espectador de la misma manera que Josef juega con Aaron: lo lleva al límite de su paciencia, de su intuición y de su miedo. Duplass construye un personaje imposible de clasificar. ¿Está enfermo? ¿Es un bromista de mal gusto? ¿Un psicópata? Cada escena parece inclinar la balanza hacia una respuesta distinta, pero ninguna termina por confirmar nada.
Rodada con una estética found footage y casi sin artificios técnicos, la película explota al máximo los silencios, los gestos y el desconcierto. Ese es su mayor logro: hacer que el espectador se pregunte constantemente si lo que está viendo es real o parte de una elaborada manipulación emocional. A una década de su estreno, Creep mantiene intacta esa capacidad de perturbar desde la sutileza.
Netflix
Pese a no contar con grandes campañas de marketing ni efectos visuales, Creep se convirtió en una obra de culto. Dio paso a una secuela en 2017 y la promesa de una tercera parte que aún se mantiene en el aire. Pero más allá de su continuidad, la primera entrega sigue siendo la más efectiva. Es la clase de película que, una vez termina, deja la sensación de haber sido observado, manipulado… y de que algo no terminó del todo.
Si estás dispuesto a pasar una hora y veinte minutos con alguien que parece amable, pero esconde algo que no puedes nombrar, Creep está a solo un clic. Pero advertencia: puede que después te cueste confiar en los extraños.