A veinte años del estreno de Harry Potter y el cáliz de fuego, Daniel Radcliffe todavía no puede dejar atrás uno de los errores más comentados —y visibles— de la película: su peinado. Durante el especial Return to Hogwarts emitido en 2021, el actor confesó sentirse “bastante devastado” por el look que llevó en esta entrega, un cabello largo hasta los hombros que él mismo describió como “un homenaje confuso al grunge”.
Radcliffe recordó que tanto él como Rupert Grint (Ron) recibieron la instrucción de no cortarse el cabello durante el verano, ya que el equipo de producción lo ajustaría una vez comenzaran las grabaciones. Pero ese ajuste nunca llegó. Cuando ambos actores llegaron con sus melenas, el director Mike Newell simplemente aprobó el look tal cual. El resultado: una oleada de magos adolescentes con apariencia de banda pop de los 90.
Max
El cuarto filme marcaba un punto de transición en la saga: los protagonistas comenzaban a explorar sus primeras experiencias románticas, enfrentaban desafíos más adultos y oscuros como el Torneo de los Tres Magos y el regreso de Voldemort. Sin embargo, el detalle estético de los peinados fue tan llamativo como desafortunado. “Nos estábamos convirtiendo en adolescentes que se suponía iban a empezar a salir con chicas. Y eso [señalando el cabello] claramente no ayudaba”, lamentó Radcliffe.
Los fans, por su parte, tampoco han perdonado este desacierto. En redes sociales y foros de discusión, el “hairgate” sigue siendo tema de conversación y motivo de memes. Personajes como Harry, Ron, Neville o los gemelos Weasley lucían más como aspirantes a músicos de The Weird Sisters —la banda ficticia del universo mágico— que como estudiantes de Hogwarts.
Max
Lo más llamativo es que este estilo nunca volvió a aparecer en las siguientes películas, lo que sugiere que los propios productores reconocieron que fue un error de cálculo. En retrospectiva, El cáliz de fuego es una de las cintas más queridas por su intensidad narrativa, pero también una de las más criticadas por este fallo visual que marcó una generación de espectadores.
La anécdota, contada con humor y cierta nostalgia por Radcliffe, demuestra que incluso los grandes éxitos cinematográficos pueden tener momentos desafortunados. Y aunque los dragones y el renacer de Voldemort siguen siendo puntos altos del filme, nadie olvida aquel desfile capilar que quedó grabado —para bien o para mal— en la historia de Hogwarts.