
Nadie lo vio venir, pero My Dress-Up Darling ha vuelto con fuerza arrolladora, conquistando los corazones del público y coronándose como el anime más popular del verano 2025. Tras tres largos años de espera, su segunda temporada llegó finalmente el 5 de julio a Crunchyroll, y desde entonces no ha dejado de generar conversación, memes, fanarts y debates en redes sociales.
Aunque pertenece al género shojo, históricamente orientado a un público femenino joven, esta serie ha demostrado que los buenos relatos de romance y desarrollo personal no tienen fronteras. La historia sigue a Marin Kitagawa, una extrovertida amante del cosplay, y Wakana Gojo, un chico tímido con un talento especial para confeccionar ropa de muñecas tradicionales. Juntos, descubren un espacio donde sus pasiones se entrelazan, dando lugar a una relación que evoluciona tanto en lo creativo como en lo afectivo.

La popularidad explosiva de esta segunda temporada se refleja no solo en números de visualización, sino también en su impacto cultural: ha sido destacada por The New York Times en su lista “30 shows para ver este verano”, situándose junto a producciones occidentales de gran renombre. En un gesto que emocionó a los fans, Keisuke Shinohara, director del anime, publicó un mensaje de agradecimiento en su cuenta de X (antes Twitter), reconociendo la magnitud del logro y el respaldo internacional.
El éxito no es fortuito. El shojo ha ganado un espacio cada vez más amplio en el mainstream gracias a títulos como Fruits Basket o A Sign of Affection, pero My Dress-Up Darling destaca por su mezcla única de estética, humor, y una representación tierna y realista de los vínculos humanos. Además, su enfoque en la moda, el cosplay y la autoaceptación lo convierten en un imán tanto para nuevos espectadores como para los veteranos del anime.

Mientras otras series como Dan Da Dan y Nyaight of the Living Cat intentan posicionarse en la temporada, es claro que la verdadera joya inesperada ha sido Marin y su historia con Gojo. Con solo unos episodios emitidos, ya se habla de una tercera temporada y de un creciente interés por parte de estudios occidentales para adaptar o licenciar su universo.
My Dress-Up Darling no solo regresó, lo hizo para quedarse y recordarnos que, en el mundo del anime, lo emocional también puede ser lo más revolucionario.