Esta película animada en el top 10 de Disney+ Colombia te hará llorar aunque no lo quieras
Santiago Díaz Benavides
Desde 'Forrest Gump' hasta 'Interestelar', pasando por 'Guerra Mundial Z' y 'Naruto', puedo pasar horas hablando sobre mis producciones favoritas. Si me preguntas qué es lo que más me gusta del cine te diré que es mucho mejor que la vida.

Una historia que toca el corazón a través de la música, la memoria y el amor familiar.

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En una época donde las plataformas de streaming ofrecen estrenos semanales, es raro que una película animada de hace más de cinco años se mantenga entre las más vistas. Pero Coco, la entrañable producción de Pixar estrenada en 2017, ha vuelto al top 10 de Disney+ en Colombia, y no es difícil entender por qué: pocas películas logran conmover tan profundamente como esta. Quienes la han visto —incluso más de una vez— coinciden en algo: es casi imposible no llorar.

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Coco narra la historia de Miguel Rivera, un niño de doce años que sueña con ser músico, aunque su familia lo prohíbe tajantemente. La historia se sitúa durante la tradicional celebración mexicana del Día de Muertos, y desde allí construye un viaje que entrelaza la fantasía con la memoria ancestral. Miguel, decidido a seguir su vocación, termina accidentalmente en el Mundo de los Muertos, un universo deslumbrante que le permitirá conocer a sus antepasados y descubrir un secreto familiar que cambiará su vida.

El éxito de Coco no solo reside en su impecable animación o en su música, galardonada con el Premio Óscar a Mejor Canción Original por "Recuérdame" (Remember Me), sino en la forma en que aborda la relación entre los vivos y los que ya partieron. A través de un guion cargado de emociones, momentos de humor y una sensibilidad extraordinaria, la película explora temas como el valor de la familia, la importancia de recordar a nuestros seres queridos y cómo el arte puede ser un puente para sanar.

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El regreso de Coco al top de popularidad en Colombia habla también de un reencuentro emocional del público con una historia que resuena con la identidad latinoamericana. Aunque la cinta está ambientada en México, su tratamiento universal de la pérdida, la esperanza y el legado la hace especialmente cercana para los países de la región.

Al final, no es solo una película para niños, aunque ellos la disfruten enormemente. Es también un poema visual para los adultos, una reflexión sobre lo efímero de la vida y lo eterno del amor. Si todavía no la has visto, o si crees que recordar puede doler demasiado, tal vez es momento de ponerle play. Eso sí: ten a la mano una caja de pañuelos, porque aunque no lo quieras, esta película te va a hacer llorar. Y probablemente lo agradecerás.

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