La esperada secuela de Los Iniciados, titulada 'El diario de las sombras', ha llegado a Prime Video Colombia y rápidamente se ha posicionado como la película más vista en la plataforma. La cinta, dirigida por Carlos Moreno, da continuidad a la historia de Frank Molina, interpretado por Andrés Parra, quien vuelve a encarnar al torturado periodista en un entorno aún más sombrío y psicológico que en la primera entrega.
A diferencia de su predecesora, que se centraba en la lucha de Frank por desentrañar una red de corrupción y poder, esta nueva entrega explora con mayor profundidad el mundo interior del personaje. En medio de una ciudad marcada por la crisis del agua y el caos social, Molina se enfrenta a sus propios demonios mientras intenta resolver una serie de macabros asesinatos.
Con la misión de superar lo hecho en la primera película, esta entrega de la saga se queda corta en varios aspectos, especialmente en lo que concierne al guion. Si bien estas películas no son una fiel adaptación de los libros de Mario Mendoza, lo que en la primera entrega salió tan bien, combinando elementos de las distintas historias en las que se basa la saga, en la segunda no se vio tan bien logrado. Por momentos, el espectador puede llegar a sentir que muchos elementos son puestos sobre la mesa de manera gratuita, sin un correcto tratamiento en el desarrollo de la trama, y al final terminan desperdiciados por una serie de escenas que proponen mucho en muy poco tiempo.
En comparación con la primera película, en esta entrega, las actuaciones dejan mucho que desear, dejando de lado, por supuesto, a Andrés Parra, Jorge Cao y Christian Tappan, quienes brillan con luz propia. Cristina Umaña también aporta lo suyo, pero el poco tiempo en pantalla le impide destacar lo suficiente. Por momentos, pareciera que el talento de estos actores no encontrara resonancia en la forma como el resto del elenco enfrenta las distintas escenas de la película y esto deja, además de un mal sabor, una tremenda inverosimilitud de lo que acontece en la trama.
Como un collage de muchas cosas que no terminan de encajar, así es 'Los Iniciados: El diario de las sombras', que para los lectores de la obra de Mario Mendoza tal vez pueda llegar a ser una muy buena mezcla de referencias. Sin embargo, para quienes no estén familiarizados con los libros del buen escritor colombiano, estas referencias no les dirán nada y, por el contrario, los dejarán inconformes.
De repente, la cinta nos presenta a personajes complejísimos que, de buenas a primeras, terminan desdibujándose en el camino. Lo que vimos de Andrés Parra en la primera cinta fue alucinante, pero en la segunda no consigue sorprender con la misma fuerza. Y esto no es por alguna falla en su actuación, sino porque el guion no le permite lo suficiente para volver a cargarse la cinta como lo había hecho antaño. Aquí, por el contrario, lo vemos a merced de una idea que lo trastorna y termina alejándolo de lo que, en esencia, siempre ha sido el personaje.
La inclusión del asesino, interpretado por Tappan, no convence. Sus motivaciones no están del todo justificadas y la resolución que se le brinda a sus acciones carece de detalle. Por otro lado, Pombo, el personaje de Jorge Cao, pierde fuerza aquí, pasando de ser un todopoderoso sin escrúpulos a un hombre que se descompone a merced de sí mismo y sus errores.
Más allá de esto, la película cuenta con una excelente ambientación y sonido. La representación del espacio es alucinante. Los pasajes en que habitamos la mente de Frank Molina son, como sus pensamientos, delirantes, lo que termina dejándonos a merced de una especie de caos perfecto que, en últimas, termina llevándose toda nuestra atención.
¿Es 'Los Iniciados: El diario de las sombras' mejor que la primera parte? A juzgar por la rapidez con que la cinta se ha posicionado en el Top 10 de Prime Video, podríamos decir que sí, pero si revisamos con detalles todos los elementos alrededor de la película, es menester decir que no. Si bien termina alejándose un poco del universo literario de Mendoza, la cinta mantiene su esencia, pero peca por ambiciosa.