Hace 30 años, el mundo del cine latinoamericano perdió a uno de sus más grandes íconos: Mario Moreno, más conocido como Cantinflas. Desde su surgimiento en la década de 1930, Cantinflas se convirtió en un fenómeno cultural en Latinoamérica, protagonizando algunas de las películas más icónicas de la región y dejando una huella indeleble en la historia del cine.
Cantinflas nació en la Ciudad de México en 1911 y comenzó su carrera como actor en el teatro antes de dar el salto al cine. Su primer gran papel fue en la película No te engañes corazón de 1936, pero fue su interpretación de Cantinflas en Ahí está el detalle en 1940 lo que lo catapultó a la fama y lo convirtió en un símbolo de la identidad latinoamericana.
El personaje de Cantinflas se caracterizó por su forma única de hablar, su estilo de comedia absurda y su capacidad para hacer reír a las audiencias sin importar el idioma o la cultura. Su impacto en la cultura popular latinoamericana fue inmenso, y muchos consideran que sus películas ayudaron a construir una identidad propia para la región en el mundo del cine.
A lo largo de su carrera, Cantinflas protagonizó más de 50 películas, muchas de las cuales se convirtieron en clásicos del cine latinoamericano. Películas como El padrecito, El bolero de Raquel y Su excelencia son consideradas por muchos como algunas de las mejores comedias de la historia del cine.
Sin embargo, la vida personal de Cantinflas estuvo marcada por la tragedia. En 1962, su esposa Valentina Ivanova murió en un accidente de avión en las montañas de Sierra Madre Occidental, mientras regresaba de un viaje a Acapulco. Cantinflas quedó devastado por la pérdida de su esposa, y su salud comenzó a deteriorarse. En 1993, Cantinflas falleció a la edad de 81 años, dejando un legado duradero en el cine y la cultura latinoamericana