Han pasado diez años desde que La habitación (Room, 2015) se estrenó en los cines, y todavía es imposible verla sin sentir un nudo en la garganta. Dirigida por Lenny Abrahamson y basada en la novela de Emma Donoghue —quien también escribió el guion—, la película se ha convertido en una referencia inevitable cuando se habla de dramas psicológicos sobre la supervivencia y el amor.
La historia comienza en un espacio reducido, casi claustrofóbico: una habitación sin ventanas donde Joy (Brie Larson) vive encerrada junto a su hijo de cinco años, Jack (Jacob Tremblay). Ella fue secuestrada años atrás, y el niño nació en cautiverio. Para protegerlo de la verdad, Joy le ha hecho creer que “la habitación” es el único mundo posible, una realidad contenida entre cuatro paredes. Pero cuando deciden escapar, lo más difícil no será la fuga, sino enfrentarse al exterior: a un mundo que Jack no conoce y que Joy apenas recuerda.
HBO Max
La habitación no recurre al morbo ni al sensacionalismo; su fuerza reside en lo íntimo. Lenny Abrahamson logra que el encierro se vuelva un universo completo, filmando desde la altura del niño, como si la cámara compartiera su inocencia. Es en esa mirada —pequeña, curiosa, a veces aterrada— donde se condensa la verdadera belleza de la película: convertir el trauma en ternura, el dolor en descubrimiento.
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La interpretación de Brie Larson fue un acontecimiento. Ganó el Óscar, el Globo de Oro, el BAFTA y el SAG Award, consolidándose como una de las actrices más sólidas de su generación. Pero fue Jacob Tremblay, con apenas ocho años, quien se robó los corazones del público y de la crítica. Su naturalidad frente a la cámara convirtió cada escena en un testimonio de inocencia y esperanza.
La crítica especializada fue unánime. Variety la describió como “una historia de supervivencia contada con un humanismo devastador”, mientras The Guardian la calificó de “una experiencia emocional que trasciende el género del drama”. Con un 93% de aprobación en Rotten Tomatoes, La habitación se mantiene como una de las películas mejor valoradas de la última década.
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Diez años después, su impacto sigue intacto porque no solo habla del secuestro o la libertad, sino de algo más profundo: la capacidad de reinventarse después del dolor. La habitación nos recuerda que incluso en los lugares más oscuros puede haber luz, y que el amor —en su forma más pura y desesperada— puede ser la llave para sobrevivir.
Puedes volver a verla en HBO Max, y comprobar por qué, una década después, sigue siendo una de las películas más conmovedoras del siglo XXI.