En 1991, Steven Spielberg estrenó Hook, una visión adulta del cuento de Peter Pan, con Robin Williams como Peter Banning (el Peter Pan que creció), Dustin Hoffman como el Capitán Hook, y Julia Roberts como Campanita. A pesar del reparto estelar y un presupuesto millonario, Spielberg ha dicho en múltiples ocasiones que la película no cumplió con sus expectativas.
Una de las razones centrales fue su falta de confianza en el guion. Spielberg admitió que aunque le gustaba el primer acto y el epílogo, el cuerpo central de la película (“la parte en medio”) le generaba dudas. Además, reconoció que no se sentía cómodo con el mundo muy estilizado de Nunca Jamás, las decoraciones y los decorados exagerados, las paletas de colores intensos (árboles pintados, sets coloridos) que hoy consideraría haber hecho de otra forma, posiblemente con efectos digitales más modernos.
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Spielberg también ha descrito la experiencia de rodar Hook como sentirse “un pez fuera del agua”. Para él, fue una película en la que intentó “pintar sobre su inseguridad con producción”, es decir, compensar lo que sentía que fallaba en la historia con grandes escenarios y puesta en escena espectacular.
Lo curioso es que, aunque Spielberg sigue teniendo reparos, Hook ha logrado una suerte de redención con el tiempo: cultores del cine, generaciones jóvenes que crecieron con ella, y el público nostálgico lo han elevado a un clásico de la infancia/adolescencia noventera. La película hizo más de 300 millones de dólares en taquilla mundial, lo que demuestra que, comercialmente, no fue un fracaso rotundo.
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Otro aspecto personal: Hook conecta con temas muy presentes en la obra de Spielberg, como la relación padre-hijo, la pérdida de la inocencia, la nostalgia, el retorno al “yo que fui”. Algunos analistas indican que este filme refleja un momento de transición en su carrera: de la fantasía escapista hacia historias más profundas, adultas, más comprometidas emocionalmente.
En entrevistas recientes, Spielberg ha vuelto sobre la película, admitiendo que la ve con distancia crítica. En una conversación con Empire, comentó: “Todavía no me gusta esa película”, aunque espera algún día verla y encontrar en ella algo más de lo que hoy percibe.
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Lo cierto es que Hook sigue ahí, con sus luces y sus sombras, como una obra que mezcla lo fantástico con lo íntimo, lo cinematográfico con lo personal. Porque aunque Spielberg no la haya amado del todo, el filme lo llevó a explorar sentimientos reales, vivencias propias, inseguridades artísticas, y esos esfuerzos siempre dejan marca.