La escena de ‘El Diablo viste a la moda’ que Meryl Streep odió (y Anne Hathaway también)
Santiago Díaz Benavides
Casi nadie conoce mi primer nombre, pero todos saben que tengo un homónimo español que escribe thriller. Me obsesionan las películas sobre el fin del mundo y tengo una particular debilidad por el cine de M. Night Shyamalan.

Detrás del glamour, la moda y las frases icónicas, hubo un rodaje marcado por el aislamiento y la tensión emocional. A casi dos décadas del estreno, las protagonistas revelan la verdad sobre una de las películas más queridas del cine moderno.

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Han pasado casi veinte años desde que El Diablo viste a la moda (The Devil Wears Prada) se convirtió en un clásico contemporáneo. La cinta de 2006, dirigida por David Frankel y basada en la novela de Lauren Weisberger, redefinió el retrato del poder femenino y la cultura laboral en el mundo editorial. Pero más allá de los vestidos de Valentino y los tacones de Chanel, su rodaje fue cualquier cosa menos glamuroso. Así lo revelaron recientemente Meryl Streep y Anne Hathaway, quienes confesaron que hubo una escena que ambas odiaron grabar.

La actriz de Los puentes de Madison reconoció que interpretar a Miranda Priestly, la temible editora en jefe de Runway, fue “una experiencia horrible” en términos emocionales. En una entrevista con Entertainment Weekly retomada por Univision, Streep contó que decidió aplicar el método de actuación, permaneciendo en el personaje incluso fuera del set. “Fue terrible. Me sentía miserable cuando llegaba a mi tráiler. Escuchaba a todos reírse, y yo estaba sola. Me deprimí muchísimo. Fue la última vez que intenté algo así”, confesó.

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La escena que más le costó fue, curiosamente, una de las más celebradas por el público: la primera reunión entre Miranda y Andy Sachs, interpretada por Hathaway. “Tuve que mantener esa mirada de superioridad, esa frialdad absoluta, mientras Anne trataba de conectar conmigo. Era una dinámica insoportable”, admitió Streep. La tensión que el espectador percibe en pantalla, en realidad, fue completamente real.

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Por su parte, Anne Hathaway confirmó en una entrevista con Variety que ese momento la marcó profundamente. “Meryl no salía del personaje. Yo la admiraba demasiado, pero su energía era tan intimidante que me hacía dudar de todo. Esa escena me provocó ansiedad durante días”, contó la actriz, que tenía apenas 23 años cuando rodó la película.

Emily Blunt, que interpretó a la asistente sarcástica Emily Charlton, también recordó el ambiente tenso de aquella jornada: “Meryl estaba tan metida en el papel que daba miedo. Pero gracias a eso, la escena tiene una fuerza brutal. Todos estábamos aterrados, incluso fuera de cámara”.

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A pesar del mal trago, Streep y Hathaway coinciden en que aquella incomodidad dio forma a una de las películas más icónicas del siglo XXI. La propia Streep recibió una nominación al Oscar y una lluvia de elogios por encarnar a la jefa más temida del cine moderno. Sin embargo, el costo emocional fue alto.

Hoy, ambas actrices pueden reírse del pasado, pero El Diablo viste a la moda sigue recordándoles que, a veces, el precio del arte es tan alto como un abrigo de piel en la portada de Runway.

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