Este músico tiene su propia película en Prime Video y acaba de revelar que padece del Síndrome de Tourette
Santiago Díaz Benavides
Casi nadie conoce mi primer nombre, pero todos saben que tengo un homónimo español que escribe thriller. Me obsesionan las películas sobre el fin del mundo y tengo una particular debilidad por el cine de M. Night Shyamalan.

El icónico Robbie Williams sorprendió a sus seguidores al hablar de un diagnóstico que lo acompaña en su día a día. El anuncio llega en un momento clave de su carrera, cuando además su vida ya fue llevada a la gran pantalla.

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Robbie Williams, una de las estrellas más influyentes de la música pop británica, acaba de compartir una confesión que ha conmovido al mundo del entretenimiento: padece una forma de Síndrome de Tourette. La revelación la hizo durante su participación en el pódcast I’m ADHD! No You’re Not, conducido por Paul Whitehouse y la doctora Mine Conkbayir, donde explicó que su condición no se manifiesta de manera externa con tics motores o vocales, sino en pensamientos intrusivos que lo acompañan constantemente.

“Me di cuenta de que tengo Tourette, pero es interno. Son pensamientos que no salen, pero que me invaden a diario”, confesó el intérprete de Angels. Con esta apertura, Williams se suma a otras figuras internacionales como Lewis Capaldi y Billie Eilish, quienes también han hablado públicamente de la condición, ayudando a visibilizar una realidad que todavía arrastra prejuicios sociales.

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Lo más impactante de su relato es cómo la enfermedad ha marcado silenciosamente su trayectoria artística. Aunque sobre el escenario proyecta seguridad y carisma, el propio Williams admite que en su interior prevalece el miedo. “La gente piensa que debería emocionarme por las giras, pero en realidad estoy aterrorizado”, dijo, describiendo su capacidad de “enmascarar” la ansiedad con gestos grandilocuentes.

Esta confesión coincide con un momento particular: la existencia de Better Man, la película autobiográfica que explora la complejidad de su vida, desde su explosivo paso por Take That hasta sus adicciones y el peso de la fama. Disponible en Prime Video, el filme ofrece una mirada íntima al hombre detrás del ídolo y pone en perspectiva la confesión reciente sobre su salud mental.

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El cantante, de 51 años, ya había hablado antes de otros diagnósticos como el TDAH y de sus múltiples ingresos a rehabilitación. Incluso relató cómo la medicación, lejos de ser una solución definitiva, se convirtió en otro desafío. “Pasé de tomar las pastillas a triturarlas y esnifarlas”, reconoció, mostrando lo difícil que ha sido encontrar equilibrio.

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El Síndrome de Tourette, según especialistas, es un trastorno neurológico que se manifiesta en tics motores o vocales, aunque solo un pequeño porcentaje de pacientes desarrolla la coprolalia (el impulso de decir palabras ofensivas). En el caso de Williams, el Tourette se vive desde lo interno, asociado a una lucha constante contra la ansiedad y los pensamientos obsesivos.

Más allá del diagnóstico, la valentía del músico abre una conversación urgente sobre la salud mental en la industria del espectáculo. Tal como refleja en su película y en sus recientes declaraciones, Williams demuestra que detrás de cada éxito existe también una batalla invisible que merece ser reconocida y comprendida.

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