Hay películas que entretienen, otras que incomodan, y unas pocas que terminan siendo más terapéuticas que un manual de autoayuda. Harta, el más reciente estreno de Netflix bajo la dirección de Tyler Perry, pertenece a esa última categoría. Sin fórmulas mágicas, sin frases motivacionales ni recetas para el éxito, la cinta logra algo mucho más honesto: acompañar al espectador en un viaje emocional que al final se siente como un respiro profundo.
La historia sigue a Janiyah Wiltkinson (Taraji P. Henson), una madre soltera que enfrenta un día en el que todo parece derrumbarse. Entre deudas, una hija enferma, la amenaza de perder su hogar y la indiferencia de las instituciones, la protagonista carga con un peso que cualquiera podría reconocer en su propia vida. Pero lo que podría ser un retrato deprimente se convierte en un espejo sanador. Ver a Janiyah resistir, quebrarse y recomponerse es también un recordatorio de que, aunque la vida parezca insoportable, siempre hay un hilo de humanidad capaz de sostenernos.
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Filmada en apenas cuatro días, la película no necesita artificios para atrapar. Perry confía en la actuación de Henson y en la crudeza de la trama para transmitir una verdad incómoda: la precariedad emocional y económica no es una excepción, sino la realidad de miles de personas. Y, sin embargo, el efecto de Harta no es hundir al espectador, sino todo lo contrario. La catarsis que provoca al final permite soltar angustias propias, como si al ver a la protagonista enfrentarse al abismo, también nosotros nos liberáramos de parte del peso cotidiano.
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El desenlace, con su giro inesperado, reconfigura todo lo que hemos visto y obliga a mirar la historia desde otra perspectiva. Ese momento de revelación no solo humaniza a Janiyah, sino que invita a la compasión hacia uno mismo, hacia nuestras propias derrotas y silencios. Es ahí donde la película trasciende: no busca enseñar nada, pero termina dejando una lección emocional imposible de ignorar.
En cuestión de días, Harta se convirtió en uno de los títulos más vistos de Netflix a nivel mundial, y la razón parece clara: no es solo cine, es un espejo íntimo que devuelve fuerza. En tiempos saturados de promesas fáciles, esta cinta recuerda que sanar no siempre significa leer consejos motivacionales, sino verse reflejado en la vulnerabilidad de otros. Y en eso, Harta es más efectiva que cualquier libro de autoayuda.