Este es el detalle de Gokú en 'Dragon Ball Z' que ni siquiera Akira Toriyama podía recordar
Santiago Díaz Benavides
Si la vida hubiese querido otro destino para mí y me hubiese dado la opción de escoger, seguramente sería mangaka o futbolista, pero ni dibujo bien ni coordino tres pases, así que mejor me quedo escribiendo sobre libros y películas.

El creador de uno de los personajes más icónicos del anime admitió haber olvidado una transformación clave. Esta anécdota revela una curiosa faceta del proceso creativo detrás del fenómeno 'Dragon Ball'.

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Durante décadas, Gokú ha sido el rostro indiscutible del universo Dragon Ball, evolucionando desde un niño con cola de mono hasta convertirse en un guerrero casi divino. Pero incluso los genios pueden tropezar con su propia obra, y Akira Toriyama, creador de la saga, lo reconoció sin tapujos: hubo un momento en el que ni él mismo recordaba cuántas transformaciones tenía su personaje estrella.

En una entrevista concedida en 2013, mientras promocionaba la película Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses, Toriyama confesó entre risas que se le había olvidado por completo la existencia del Super Saiyan 3. "¿Tú sabías que existe el Super Saiyan 3? Yo ni me acordaba", dijo el mangaka, con una mezcla de humor y sinceridad. “Todo este tiempo pensaba que era el Super Saiyan 2… y eso que lo dibujé yo mismo”. Para él, el de “pelo largo” seguía siendo la segunda forma, y no la tercera.

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El comentario, más allá de lo anecdótico, expone una realidad poco evidente del mundo del manga: llevar las riendas de una historia tan extensa y rica en detalles puede ser tan agotador como olvidable. Las múltiples fases de Gokú —desde el legendario Super Saiyan hasta el Ultra Instinto, pasando por el Super Saiyan Dios y el Super Saiyan Blue— no solo cautivaron a generaciones de fans, sino que también representaron un desafío de memoria incluso para su propio creador.

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Toriyama, lejos de avergonzarse, aprovechó la ocasión para reflexionar sobre su peculiar método de trabajo. Según él, el hecho de olvidarse de algunos elementos de su propia historia no solo no era un problema, sino una ventaja creativa. “Si no me olvido de ciertas cosas, no se me vienen nuevas ideas a la cabeza”, aseguró, justificando así cómo el olvido se convierte, en su caso, en una puerta abierta a la innovación.

Esta confesión refuerza una imagen más humana de Toriyama, alejada del pedestal de perfección en el que muchos lo colocan. Al final, incluso el padre de Gokú puede perderse entre las múltiples fases de poder que ha creado. Y eso, lejos de decepcionar, solo hace que los fans lo quieran más.

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