
Ni la nostalgia, ni el prestigio de sus protagonistas, ni el respaldo de una de las casas productoras más poderosas del mundo evitaron el desastre: el remake live-action de Blanca Nieves pasó prácticamente desapercibido en las salas de cine de Colombia y del mundo, marcando uno de los fracasos más estrepitosos en la historia reciente de Disney. La cinta, dirigida por Marc Webb y protagonizada por Rachel Zegler y Gal Gadot, no solo no logró conquistar al público, sino que fue blanco de una oleada de críticas desde mucho antes de su estreno.
Las cifras son contundentes: con un presupuesto de producción cercano a los 270 millones de dólares y una inversión adicional de más de 100 millones en marketing, Blanca Nieves recaudó poco más de 205 millones a nivel global, lo que representa pérdidas millonarias para el estudio. En Estados Unidos, su caída fue vertiginosa: tras una primera semana que apenas superó los 42 millones de dólares, la película vio disminuir sus ingresos un 66% en la segunda semana. En Colombia, su paso fue aún más silencioso: su presencia en cartelera fue breve y sin impacto en la taquilla local.

Este fracaso no puede desligarse del entorno que rodeó su lanzamiento. Desde el anuncio del casting, la elección de Rachel Zegler –una actriz de ascendencia latina– como la princesa tradicionalmente descrita como “de piel blanca como la nieve” generó controversia en redes. A ello se sumaron sus declaraciones públicas, en las que calificó la versión original de 1937 como “anticuada” y criticó su enfoque romántico. Tales comentarios fueron vistos por algunos sectores como una falta de respeto a un clásico muy querido, encendiendo aún más el debate cultural.
En términos narrativos, el filme introdujo modificaciones sustanciales: la eliminación del príncipe, la transformación de los siete enanitos en criaturas mágicas diversas y la omisión de elementos icónicos como el ataúd de cristal. Estas decisiones, lejos de sumar innovación, dividieron a la audiencia y profundizaron el rechazo. La plataforma IMDb, por ejemplo, registró una calificación de apenas 1.8 sobre 10, basada en más de 82 mil votos, con una abrumadora mayoría de valoraciones de una sola estrella.

Todo esto ha dejado a Disney en una posición incómoda, especialmente frente al éxito paralelo de su remake de Lilo & Stitch, que sí ha logrado conectar con el público. El contraste entre ambos proyectos subraya la importancia de equilibrar la reinvención con el respeto por las obras originales, y plantea dudas sobre el rumbo de futuras adaptaciones en acción real.
El caso de Blanca Nieves será recordado no solo por su fracaso financiero, sino también como un punto de inflexión en la estrategia de remakes del estudio. Más allá de los números, representa una llamada de atención sobre el poder —y el peligro— de reinterpretar íconos culturales en una era donde cada decisión creativa puede desatar una tormenta.