Martina García ha sido, sin duda, una de las actrices colombianas que más ha brillado dentro y fuera del país. Muchos la recuerdan por su participación en Narcos, la exitosa serie de Netflix, o por sus papeles en el cine independiente. Pero antes de conquistar Hollywood, García protagonizó uno de los thrillers más inquietantes y recomendables del cine colombiano reciente: La cara oculta, una joya del suspenso que, con apenas hora y media de duración, logra un efecto perturbador que perdura más allá de los créditos.
Dirigida por Andi Baiz (Satanás, Narcos, El páramo), La cara oculta es una película que sabe jugar con las expectativas del espectador. Lo que comienza como un drama romántico con tintes de misterio pronto se transforma en una experiencia mucho más oscura y psicológica. A través de una narrativa dividida en dos partes —y dos puntos de vista complementarios—, la película logra un giro argumental que sorprende sin recurrir a trampas narrativas.
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García interpreta a Fabiana, una joven camarera que comienza una relación con Adrián (Quim Gutiérrez), un director de orquesta español que acaba de llegar a Bogotá tras la extraña desaparición de su novia, Belén (Clara Lago). Fabiana se muda con él a una casa elegante pero inquietante, rodeada de espejos y silencios. Poco a poco, Fabiana empieza a percibir que hay algo raro en esa casa… y en la historia de Adrián.
Sin necesidad de efectos especiales ni violencia gráfica, La cara oculta construye su tensión desde el detalle, el sonido, los silencios y las miradas. La dirección de Baiz es elegante y precisa, y la música compuesta por Federico Jusid (conocido por su trabajo en El secreto de sus ojos) potencia ese clima de incertidumbre que envuelve todo.
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Pero si hay una razón de peso para ver esta película, es el papel de Martina García. Su interpretación es sutil pero poderosa, transmitiendo vulnerabilidad, fuerza y sospecha en partes iguales. En un thriller donde casi todo depende del subtexto, García logra sostener escenas cargadas de ambigüedad emocional sin caer en exageraciones. Es uno de sus mejores trabajos, y una muestra de por qué ha logrado una carrera internacional tan sólida.
Aunque la película fue estrenada en 2011, hoy sigue siendo una recomendación vigente. No solo por su calidad técnica y narrativa, sino porque se siente atemporal en su tratamiento de los temas: los celos, la confianza, la manipulación emocional, la delgada línea entre amor y obsesión. A eso se suma que está disponible en varias plataformas digitales, lo que permite redescubrirla sin esfuerzo.
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Si te gustan los thrillers psicológicos con un toque de drama íntimo y una estructura no lineal que te obliga a replantear todo lo que viste, La cara oculta es una apuesta segura. Y si todavía te preguntas qué ha sido de Martina García, esta es una excelente excusa para recordar por qué es una de las actrices más destacadas del cine colombiano.
Porque a veces, lo más aterrador no es lo que se ve… sino lo que se oculta.