En 1962, un joven director colombiano de apenas 23 años filmó su primera película entre los paisajes andinos que unen a Colombia y Venezuela. Se llamaba Ciro Durán, y su ópera prima La paga se convirtió en una obra casi secreta, marcada por la censura y por el paso del tiempo. Más de seis décadas después, este título vuelve a ver la luz en el Festival de Cine de Cannes, ahora como parte de la sección Cannes Classics.
La historia de La paga no es solo la de una película redescubierta, sino también la de una familia y una comunidad cinematográfica que se propuso recuperarla. Poco antes de la muerte del director en 2022, su hija Esther Durán y su hijo Vladimir Durán (también cineasta) se lanzaron a la búsqueda del negativo, que llevaba años dado por perdido. Finalmente, con el apoyo de la Cinemateca Nacional de Venezuela y la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, encontraron una copia. El siguiente paso fue la restauración en 4K, un trabajo en equipo que también contó con el respaldo de la Cinemateca de Bogotá, el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico de Colombia y la productora Joyce Ventura.
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El resultado de esa búsqueda se proyectó este año en Cannes Classics, la sección del festival dedicada a rescatar y rendir homenaje a películas que han dejado huella en la historia del cine mundial. La franja abrió con The Gold Rush de Charles Chaplin, que cumple cien años, y también incluyó otros títulos como Amores perros (2000) de Alejandro González Iñárritu y Barry Lyndon (1974) de Stanley Kubrick. En medio de esos nombres conocidos, La paga fue una de las sorpresas de la selección, no solo por su origen colombo-venezolano, sino también por su historia particular.
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Filmada en los años 60 y fuertemente influenciada por el cine soviético, La paga fue censurada por el entonces presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt. La película no tuvo la circulación esperada y, con los años, desapareció del radar del público. Su redescubrimiento es también una oportunidad para mirar hacia una época del cine colombiano menos explorada, donde las condiciones eran muy distintas a las actuales.
Ahora, La paga no solo regresa restaurada, sino que también encuentra un nuevo público. Y lo hace en uno de los escenarios más importantes del cine mundial. Un cierre simbólico para una historia que comenzó en los Andes y que, por poco, encontró su camino fuera del olvido.