
Cuando Donald Trump asumió nuevamente la presidencia de Estados Unidos como el 47.º mandatario del país, no tardó en anunciar una serie de medidas y nombramientos que prometían reconfigurar diversas áreas. En este caso, la industria cinematográfica fue el escenario de una decisión inesperada: designó a Jon Voight, Mel Gibson y Sylvester Stallone como "embajadores especiales" de Hollywood en el extranjero. Este anuncio, realizado a través de Truth Social, encendió las redes sociales yha planteado interrogantes sobre el alcance de esta designación.
"Es un honor para mí anunciar que Jon Voight, Mel Gibson y Sylvester Stallone serán Embajadores Especiales de un lugar grandioso pero muy problemático, Hollywood, California. Serán enviados especiales para mí con el propósito de recuperar Hollywood, que ha perdido mucho negocio en los últimos cuatro años a manos de países extranjeros, ¡y hacerlo volver más grande, mejor y más fuerte que nunca!", escribió Trump.

La elección de estas figuras no solo refleja su afinidad política con el expresidente, sino también su capacidad de resonar culturalmente con ciertos sectores de la población. Mel Gibson confesó haberse enterado de su nuevo rol a través de la publicación en redes sociales. A pesar de esto, aceptó el nombramiento con una cuota de humor: "¿Habría alguna posibilidad de que el puesto incluya una residencia para embajadores?". Gibson ha sido un defensor vocal de valores tradicionales que Trump busca proyectar a través de este tipo de iniciativas. Por su parte, Sylvester Stallone, quien en más de una ocasión ha expresado su admiración por el presidente, llegó a referirse a Trump como "el segundo George Washington" durante un evento en Mar-a-Lago.
Jon Voight, veterano actor con una trayectoria destacada en Hollywood gracias a papeles icónicos como en 'Midnight Cowboy' y 'Coming Home', además de ferviente partidario de Trump, completa este trío de embajadores. Su influencia en el cine y su apoyo abierto al expresidente refuerzan su relevancia cultural en este contexto. Su elección, al igual que la de Gibson y Stallone, parece responder no solo a la cercanía ideológica con el presidente, sino también a su capacidad para influir en ciertos sectores de la opinión pública.

La decisión de Trump no puede desligarse del panorama político y cultural que rodea a Hollywood. Durante su primera legislatura, el exmandatario mantuvo una relación tirante con la industria del entretenimiento, caracterizada por críticas mutuas y episodios como el rechazo a la premiación de 'Parásitos' en los Óscar 2020. Trump busca ahora revertir lo que percibe como un dominio extranjero en el mercado cinematográfico, con medidas que implican la participación directa de figuras afines a su gobierno.

¿Qué significa ser "embajador especial"?
Aunque los detalles específicos sobre las funciones de estos "embajadores" no se han revelado, el objetivo declarado es reposicionar a Hollywood como un líder global en la industria del entretenimiento. Esto incluye la promoción de producciones estadounidenses frente a la competencia internacional y la defensa de los intereses de la industria en escenarios geopolíticos, un aspecto especialmente crucial en un momento en que el mercado chino se ha convertido en un pilar para las producciones de alto presupuesto. La influencia cultural de figuras como Voight, Gibson y Stallone también podría utilizarse para suavizar tensiones diplomáticas y abrir nuevas oportunidades en mercados clave. Sin embargo, analistas dudan de la capacidad de este trío para implementar cambios significativos. Lucas Shaw, experto consultado por la BBC, señaló: "No imagino a Voight, Gibson y Stallone intentando resolver cómo hacer que el 'streaming' sea más rentable o cómo fomentar la exportación de películas a China".

Entre la controversia y el escepticismo
El nombramiento de Voight, Gibson y Stallone como "embajadores especiales" representa una maniobra más en el estilo característico de Trump: grandilocuente y polarizadora. Esta medida podría influir en cómo el público percibe a Hollywood, tanto como una institución en transformación como un vehículo político. Mientras algunos ven la acción como un intento genuino de revitalizar la industria, otros la interpretan como un gesto simbólico para consolidar su base política y reforzar la narrativa de un Hollywood renovado bajo su visión. Por ahora, queda por ver si esta estrategia logrará "hacer Hollywood grande otra vez" o si será otro episodio controvertido en la compleja relación de Trump con el mundo del entretenimiento.