En 1992, Sharon Stone se convirtió en una de las mayores estrellas de Hollywood gracias a su interpretación de Catherine Tramell en 'Bajos instintos', el thriller psicológico dirigido por Paul Verhoeven que desafió los límites del cine comercial. A pesar de su éxito masivo, recaudando 352 millones de dólares en todo el mundo y consolidándose como un clásico de culto, el rodaje de la película no fue un camino de rosas para la actriz, quien 33 años después sigue hablando con amargura de lo ocurrido en el set.
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La escena que marcó una traición
Uno de los momentos más icónicos —y controvertidos— del filme es la famosa escena del cruce de piernas de Catherine Tramell, que desató debates sobre el límite entre el arte y la explotación. Stone, que entonces tenía 34 años, relató en el documental 'Basic Instinct - Sex, Death & Stone' que esta escena fue producto de una traición por parte del director. Según explicó, Verhoeven le pidió que se quitara la ropa interior bajo el argumento de que reflejaba la luz y se notaría en pantalla.
“Paul me aseguró que no se vería nada, que las sombras lo cubrirían. Confié en él, incluso hice una prueba en el monitor donde no se veía nada”, contó Stone. Sin embargo, para su sorpresa, al ver el montaje final de la película antes de su presentación en Cannes, descubrió que en el plano se podía percibir más de lo que le habían prometido.
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La reacción de la actriz fue inmediata y contundente. “Me sentí traicionada. Me levanté y le di una cachetada. Lo que más me dolió fue la falta de respeto”, recordó. A pesar de su intento por eliminar la escena, Verhoeven se negó, argumentando que ese momento la convertiría en una superestrella, algo que, en efecto, sucedió.
Fama con un precio alto
El éxito de 'Bajos instintos' llevó a Sharon Stone al estrellato, pero también trajo consigo una carga emocional y personal que pocos conocían. La actriz sufrió múltiples agresiones verbales y críticas por el carácter provocador de su personaje. Además, enfrentó un golpe devastador cuando perdió la custodia de su hijo adoptivo, en parte porque su papel en la película fue usado como argumento para cuestionar su idoneidad como madre.
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“Tuve que pagar un precio muy alto. Es difícil entender cómo algo que haces en tu trabajo puede tener un impacto tan negativo en tu vida personal”, señaló Stone, quien también cuestionó el doble estándar de género en la industria. “Si hubiera sido Michael Douglas en mi lugar y se hubiera visto su pene, lo habrían advertido. A mí, simplemente, no me respetaron”.
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Hoy, Sharon Stone reconoce que 'Bajos instintos' marcó un antes y un después en su carrera, pero también se mantiene crítica sobre la forma en que fue tratada durante el proceso. “Entiendo por qué Paul mantuvo la escena, pero me duele que no me haya dicho la verdad. Todo se habría manejado de otra manera si hubiera habido respeto mutuo”, concluyó.
Este episodio no solo revela las tensiones creativas detrás de uno de los thrillers más emblemáticos del cine, sino que también plantea preguntas vigentes sobre el trato hacia las mujeres en la industria cinematográfica y los sacrificios que, incluso en el éxito, muchas han tenido que enfrentar.