La expectativa no podía ser más alta alrededor de 'Gladiador 2', la cinta protagonizada por Paul Mescal junto a un elenco de primer nivel que incluyó a Pedro Pascal, Denzel Washington, Joseph Quinn y Connie Nielsen. Estrenada el 14 de noviembre, la secuela de la icónica cinta de Ridley Scott, pese a ser una de las producciones más taquilleras de lo que va del mes, no ha conseguido convencer lo suficiente debido a su trama cíclica y falta de creatividad en la construcción de los personajes.
Si bien las actuaciones no dejan lugar a dudas, la historia en sí no logra verse respaldada por varios vacíos en la trama, desde la decisión de enviar a Lucio Vero al exilio hasta darle poder casi inmediato al personaje de Macrinos, interpretado por Washington, y no olvidemos el intento descarado de querer replicar la figura de Russell Crowe como Máximo a través de la inclusión del general Acacio, encarnado por Pascal.
La primera parte de la película parece una extensión sin más de lo que vimos en la cinta original, pues vemos a Mescal como un soldado que lo pierde todo en su intento por no sucumbir al dominio de los romanos. Habiendo visto cómo le arrebataban a su esposa, decide emprender la venganza. Queriendo conectar su historia con la de Máximo, el guion propone una cantidad indiscriminada de guiños que lo único que hacen es forzar la relación entre Lucio Vero y el gladiador original. Más allá de que hay una justificación para esto, la trama no supera los vacíos de fondo en la historia.
Algunos personajes retornan a esta secuela sin ningún tipo de evolución, y ese es el caso de Lucila, a quien vemos replicando las mismas cosas que hizo en la primera película, pero ahora con su hijo y su desafortunado esposo, el general Acacio. En ningún momento la escuchamos decir algo que nos explique o nos convenza de lo que sucedió en los años posteriores a la muerte de Máximo y el ocaso de la idea de Marco Aurelio. Sus juicios no están correctamente argumentados y por ello termina a merced de sus decisiones.
Con un listón tan alto, lo mínimo que esperamos es una historia que no desdibuje lo que vimos en la película original, y si bien la secuela consigue rendir tributo a su predecesora, no la iguala ni la supera. Los personajes de los emperadores mellizos, interpretados por Quinn y Fred Hechinger, parecen querer copiar la esencia de Cómodo en la primera película, papel que Joaquin Phoenix encarnó con maestría, y ni sorprenden ni decepcionan. Y ni hablar de los tremendos agujeros en el guion alrededor de la historia de Macrinos, que inicia como esclavista y termina siendo el hombre más poderoso de Roma.
Eso sí, la inclusión de Paul Mescal al elenco fue un gran acierto, pues en ningún momento intentó emular lo hecho por Russell Crowe y eso le dio un aire distinto a la película. Podría decirse que son los actores los que salvan la cinta, más no el trabajo de su director, quien peca por complaciente.
Más allá de todo esto, 'Gladiador 2' es una película que cumple a cabalidad con los deseos efectistas de una audiencia melancólica. Hay acción, con escenas que incluyen rinocerontes enojados y hasta tiburones, drama, y un poco de historia, pero eso es todo. La película entretiene y cierra el ciclo de la leyenda de Máximo en el Coliseo, dejándonos uno de los mejores discursos del cine épico en los últimos años. Solo el tiempo dirá si esta secuela pasa a la historia con el mismo impacto que su predecesora.