Corría el año 1979 cuando un joven actor desconocido acompañó a un amigo a las audiciones de 'Mad Max', la película dirigida por George Miller. Aquel fin de semana, el joven se había visto envuelto en una pelea en un bar junto a su amigo, lo cual le dejó visibles marcas en el rostro. A pesar de su apariencia maltratada, decidió presentarse al casting, impulsado por la necesidad de trabajo y quizás un poco de curiosidad.
El aspecto golpeado del joven llamó la atención de los encargados del casting, quienes le tomaron algunas fotos. La directora de casting pensó que su aspecto lastimado encajaba perfectamente con la visión que Miller tenía para el protagonista, un policía endurecido por la vida en un futuro distópico. Así, le pidieron que volviera cuando sus heridas sanaran.
Aquel joven era Mel Gibson. Dos semanas después, regresó con el rostro limpio y sin rastros de la pelea. Su audición convenció a George Miller, quien decidió darle el papel de Max Rockatansky, el policía que se convierte en un vigilante en busca de justicia en un mundo al borde del colapso social. Curiosamente, las heridas que inicialmente le aseguraron el papel ya habían desaparecido para el inicio del rodaje, pero el talento y la presencia de Gibson se mantuvieron.
El presupuesto de 'Mad Max' era modesto, apenas 350,000 dólares, de los cuales Gibson recibió solo 15,000. Sin embargo, la película resultó ser un éxito rotundo, recaudando 100 millones de dólares a nivel mundial y manteniéndose como la película más rentable durante 20 años, hasta la llegada de 'El proyecto de la bruja de Blair' en 1999.
La pelea que casi le costó su oportunidad se transformó en el trampolín que lanzó a Mel Gibson al estrellato, demostrando que en la industria del cine, a veces la suerte y el momento oportuno pueden ser tan cruciales como el talento.