Si estás aquí sabes bien que los spoilers serán obvios. Así que, si no te has visto la película entera, mejor hazlo y regresa luego. Vamos a ver... 'Dejar el mundo atrás', una maravilla de cinta. Basada en la novela homónima de Rumaan Alam, nos sumerge en un mundo apocalíptico donde una familia ve sus vacaciones interrumpidas por un ciberataque que colapsa la tecnología en Estados Unidos.
Protagonizada por Julia Roberts, Ethan Hawke y Mahershala Ali, 'Dejar el mundo atrás' plantea la idea de cómo la falta de comunicaciones y sistemas digitales a escala global podría desencadenar el caos en una sociedad hiperdependiente de la tecnología. La convivencia en situaciones extremas se convierte en el desafío central, y la lección que se destaca es la necesidad de aprender a vivir con lo básico.
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La trama se desarrolla en tres fases que nos muestran la caída progresiva de la sociedad moderna: el corte tecnológico, la propagación de noticias falsas y ataques sonoros que generan paranoia, y finalmente, una guerra civil que conduce al colapso del país. La película sugiere que, en última instancia, no hay nadie al volante y que los más poderosos solo tienen una advertencia previa para prepararse.
En medio de la ansiedad y el desconcierto de los adultos, la naturaleza ofrece pistas sobre la verdadera esencia de la supervivencia. La película, a través del personaje de la joven Rose, sugiere la importancia de comprender las señales, simplificar, reinventarse y desconectar de los estímulos desmesurados que nos rodean. Esto podría tomarse como una metáfora sobre la destrucción del planeta, la sobreexplotación de recursos y el cambio climático.
Sin embargo, aunque Rose parezca la única cuerda en la cinta, también representa muy bien los instintos más bajos de la humanidad. Además, su comportamiento un tanto egoísta y, desde luego, ingenuo, deja en evidencia la realidad de que, incluso en los momentos decisivos, lo único que nos importa es lo que nosotros queremos y no lo que el mundo necesita.
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De principio a fin, lo único que quiere Rose es ver el final de 'Friends', la serie que, como a muchos de nosotros, nos cautiva una y otra vez. Cuando las fallas de internet comienzan a aparecer, también la ansiedad de la niña y con ello su preocupación por entender qué es lo que está sucediendo.
En un momento, nos da la impresión de que, en realidad, es el personaje más consciente de todos, pero al tiempo que representa un atisbo de esperanza en medio del caos, también es la confirmación de nuestros deseos más mundanos. En cuanto Rose ingresa a la casa que tanta curiosidad le causaba, lo primero que hace es sentarse a comer comida chatarra como si no hubiera un mañana, como si afuera no pasara nada. Luego, por accidente, cuando se cruza con el búnker, mientras oye su nombre como un susurro del viento, producto de los gritos desesperados de su madre, lo único en lo que piensa es en sí misma, y se sienta a ver su anhelado programa.
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La ironía abunda, así como los detalles. Cuando Rose va bajando por las escaleras en dirección al búnker, hay un cuadro sobre la pared con una inscripción que dice algo así como "Incluso en la oscuridad abunda la esperanza". Vaya mensaje, y después, la imagen de un sitio abastecido con todo lo que necesitan ambas familias para subsistir en medio de esta situación, pero una vez más, Rose solo piensa en ella. La ingenuidad del niño es siempre la del hombre, y ahí nos condenamos.
'Dejar el mundo atrás' nos lleva a reflexionar sobre la fragilidad de la sociedad moderna, la necesidad de adaptabilidad y la paradoja de que, en medio del apocalipsis, la búsqueda de un simple episodio de una serie puede ser la clave para la supervivencia, también nuestra sentencia.