Napoleón Bonaparte, el icónico líder francés, ha sido inmortalizado en la pantalla grande gracias a la interpretación de Joaquin Phoenix. La audiencia ha dictaminado que ha sido otra de las grandes actuaciones del actor estadounidense, pero más de un crítico se ha mostrado dudoso respecto al abordaje de varios aspectos de la historia oficial en el filme de Ridley Scott.
Uno de ellos tiene que ver con la relación entre Josefina y Napoleón. Contrario a la imagen de un amor apasionado, la realidad de los días del "Pequeño corso" y Josefina estuvo marcada por desafíos, engaños y desencuentros.
Una unión por conveniencia
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La historia comienza en 1795, cuando Napoleón, aún un general en ascenso, se encuentra con Josefina, una mujer que acaba de salir de prisión tras luchar contra la Revolución Francesa. Ángeles Caso, historiadora y autora de "Napoleón y Josefina. Cartas en el amor y en la guerra", revela que la unión no fue un flechazo de amor, sino más bien una estrategia por conveniencia.
"Josefina le vio como su salvación. Como un hombre que, cuando ascendiera, podría velar por ella. Sabía que tenía relaciones con grandes políticos, así que fue por él", explica Caso. Contrario a la creencia popular, no fue Napoleón quien conquistó el corazón de Josefina, sino al contrario.
Amores y desamores
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Aunque la leyenda sugiere que Napoleón se enamoró perdidamente de Josefina, Caso argumenta que inicialmente el futuro Emperador estaba enamorado de la española Teresa Cabarrús. Sin embargo, Josefina, utilizando sus "artes femeninas", logró atraer a Bonaparte y engañarlo sobre su edad. La experta describe a Josefina como una aventurera en el sentido más inmoral de la palabra, pero también reconoce que en el contexto social de la época, sus opciones eran limitadas.
A medida que la relación avanzaba, las cartas de Napoleón revelan un romanticismo desbordante, pero las acciones de Josefina cuentan otra historia. Mientras él luchaba en Italia, ella disfrutaba de la vida en París, derrochando dinero en joyas y ropa. Las cartas no devueltas y la falta de interés por parte de Josefina llevaron a Napoleón a expresar su desesperación y desconfianza.
Desilusiones y desencuentros
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La relación se vio afectada aún más durante la campaña en Egipto, cuando Napoleón descubrió los negocios turbios de Josefina con proveedores del ejército. La decepción alcanzó su punto álgido cuando los generales informaron a Napoleón sobre las infidelidades de su esposa. Este momento marcó un quiebre en la relación, y Napoleón, herido en su orgullo, comenzó a tener sus propias aventuras.
La incapacidad de Josefina para concebir también contribuyó al deterioro de la relación. Aunque al principio las críticas recayeron en ella, la situación cambió cuando se reveló que Napoleón tenía hijos con otras mujeres. El matrimonio, que alguna vez fue apasionado, se convirtió en una relación de amor y odio.
El divorcio y la última carta
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En 1809, Napoleón solicitó el divorcio, poniendo fin a 13 años de matrimonio. A pesar de las desavenencias, continuó enviándole dinero a Josefina después de casarse con María Luisa de Habsburgo. Las últimas palabras de Napoleón sobre Josefina, antes de su destierro en Santa Elena, reflejaron una mezcla de resentimiento y admiración.
La relación entre Napoleón y Josefina dista mucho de la imagen romántica que se presenta en la pantalla. Más allá de las cartas apasionadas, hubo engaños, infidelidades y desilusiones. La vida de Josefina después del divorcio revela una mujer liberada de las ataduras matrimoniales, pero también enfrentando las consecuencias de sus elecciones.