La protagonista de 'Titanic' es la única intérprete en la historia de los Premios de la Academia con este particular registro.
A lo largo de casi un siglo, los Premios Óscar han acumulado tantas curiosidades que bien podrían llenar una enciclopedia del absurdo: victorias polémicas, discursos que se volvieron leyenda, e incluso perros que rozaron la gloria dorada. Sin embargo, entre todos esos hitos improbables, hay uno que sigue perteneciendo en exclusiva a Kate Winslet, y que ni las actrices más laureadas de Hollywood han logrado igualar.
El récord fue reconocido oficialmente por los Guinness World Records bajo el título “Mayor número de nominaciones al Óscar para el mismo personaje en una película”. Suena enrevesado, pero el logro es tan simple como asombroso: Winslet ha sido nominada dos veces al Óscar por interpretar versiones jóvenes de un mismo personaje dentro de una película, mientras otra actriz, que interpretaba la versión adulta, también recibía una nominación por el mismo papel.
La primera vez ocurrió en 1997, con Titanic. Bajo la dirección de James Cameron, Winslet dio vida a la joven Rose DeWitt Bukater, mientras que Gloria Stuart encarnó a la Rose anciana que recordaba el hundimiento del transatlántico. Ambas fueron nominadas a los Premios de la Academia por su trabajo en la misma película: Winslet como Mejor Actriz y Stuart como Mejor Actriz de Reparto. Un caso insólito que, en aquel momento, parecía irrepetible.
Pero la historia volvió a repetirse apenas cuatro años después. En Iris (2001), de Richard Eyre, Winslet interpretó a la versión joven de la escritora y filósofa Iris Murdoch, mientras que Judi Dench asumió el mismo papel en la vejez del personaje. De nuevo, ambas fueron nominadas al Óscar por esa interpretación compartida: Winslet en la categoría de reparto y Dench como protagonista.
Aunque Winslet no ganó en ninguna de esas dos ocasiones —su estatuilla llegó en 2009 por El lector, de Stephen Daldry—, el doble reconocimiento por “personajes compartidos” le garantizó un lugar único en la historia del cine. No se trata solo de una coincidencia, sino de una demostración de cómo su presencia en pantalla logra dialogar con otras generaciones de actrices y sostener personajes que trascienden el tiempo dentro de una misma película.
En un mundo donde los récords de los Óscar suelen girar en torno a cifras y acumulaciones, el de Kate Winslet es distinto: un homenaje involuntario al arte de interpretar la memoria, de ser pasado y presente a la vez. Tal vez por eso, su Rose y su Iris no envejecen —solo cambian de rostro, pero siguen vivas en la historia del cine.