‘Valor sentimental’, la película de MUBI que estrenará en Colombia y compite por el Globo de Oro
Santiago Díaz Benavides
Desde 'Forrest Gump' hasta 'Interestelar', pasando por 'Guerra Mundial Z' y 'Naruto', puedo pasar horas hablando sobre mis producciones favoritas. Si me preguntas qué es lo que más me gusta del cine te diré que es mucho mejor que la vida.

Un retrato familiar intenso que llega a Colombia con la fuerza de un drama sobre arte, memoria y heridas que nunca sanan.

MUBI

Hay películas que no buscan deslumbrar, sino abrir un espacio íntimo donde uno se reconoce con una claridad incómoda. Valor sentimental pertenece a esa estirpe. Lo que propone Joachim Trier aquí no es solo otro drama familiar: es un examen minucioso sobre lo que significa estar vivo, trabajar con la memoria propia y sostener los vínculos cuando ya no queda mucho a lo que aferrarse. La cinta, que llegará el 25 de diciembre a cines colombianos bajo el sello de MUBI, trabaja desde un tipo de honestidad que desarma: no se refugia en giros efectistas ni en discursos subrayados; se mueve en un terreno más frágil y más exigente, donde todo depende de la palabra justa, de la mirada sostenida, de un cuerpo que intenta decir lo que la voz evita.

A nivel interpretativo, es un privilegio. Stellan Skarsgård construye un personaje que no pide absolución, que no busca excusas, que se sabe incompleto. Renate Reinsve —vibrante, precisa, sin un gesto de más— encarna una hija que ha aprendido a organizar su vida alrededor de una ausencia que, de pronto, vuelve a tocar la puerta. La tensión entre ambos no se instala en la superficie: se mueve en lo que callan, en las pausas que se dilatan, en las frases que parecen inofensivas pero están cargadas de años de resentimiento. Verlos juntos es asistir a una conversación que nadie quiere tener, pero que, si no ocurre, no hay forma de seguir adelante.

MUBI

Una de las mayores virtudes de la película es que no separa el arte de la vida. El protagonista —un director que intenta filmar de nuevo tras un largo silencio creativo— decide convertir a su familia en material narrativo. Esa decisión no se muestra como un gesto provocador, sino como una pulsión inevitable: filmar para entender, filmar para no olvidar, filmar para reparar lo que nunca se dijo. Trier trata este cruce entre creación y culpa con una sobriedad admirable. El cine, aquí, no es glamur ni vocación romántica; es una herramienta peligrosa que ilumina zonas que quizá sería más cómodo dejar en penumbra.

La película también observa, con una delicadeza feroz, cómo se forman las grietas dentro de una familia y cómo esas fracturas se transmiten casi sin proponérselo. No hay escenas diseñadas para hacer llorar; hay momentos en los que uno comprende, sin adornos, que las relaciones humanas pueden sostenerse durante años sin encontrar un lenguaje común. Esa lucidez es uno de los mayores logros de Valor sentimental: su capacidad para decir que no todo puede arreglarse, pero que aun así vale la pena intentarlo.

MUBI

A nivel formal, Trier firma una película de madurez creativa: la puesta en escena es contenida, la fotografía evita el artificio y permite que los cuerpos ocupen el centro emocional del relato, y la música, lejos de marcar emociones, acompaña la respiración de los personajes. Nada está ahí para impresionar; todo está ahí porque tiene sentido. Es un cine que confía en el espectador, que no teme al silencio, que entiende que la vulnerabilidad —bien observada— puede ser más poderosa que cualquier estallido dramático.

Valor sentimental llegará a Colombia como el tipo de estreno que no aparece todos los años. Es una película que exige, que acompaña y que deja una huella íntima. Una obra en la que las actuaciones no ilustran al guion, sino que lo vuelven carne viva. Y para quienes aman el cine que piensa, el cine que escucha, el cine que se arriesga a mirar de frente lo que duele, esta será una experiencia imprescindible.

facebook Tweet
Noticias relacionadas