Hay series que se acomodan en el catálogo sin mayor ruido y otras que irrumpen con una solidez inesperada. La bestia en mí, estrenada en Netflix el 13 de noviembre, pertenece al segundo grupo. En sus primeros días alcanzó el número 2 del top mundial y lideró el ranking en 31 países, una hazaña poco común en un catálogo saturado de thrillers y miniseries de intriga.
Con apenas ocho episodios, la producción destaca por la dupla protagonista: Claire Danes y Matthew Rhys sostienen el relato con interpretaciones precisas, cargadas de matices emocionales. Ese trabajo actoral explica, en parte, por qué la crítica ha respondido tan bien: 84% de aprobación en Rotten Tomatoes, 7.5 en IMDb y comentarios elogiosos en Allocine que subrayan su tensión sostenida y su capacidad para mantener al espectador alerta.
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La historia se centra en Aggie, una escritora que atraviesa el duelo tras la muerte de su hijo. Su vida creativa está paralizada y su cotidianidad avanza sin rumbo hasta que aparece Nile Jarvis, su nuevo vecino: un hombre adinerado, encantador y marcado por una antigua acusación relacionada con la desaparición de su esposa. Lo que empieza como un ejercicio literario para recuperar inspiración se transforma en una obsesión que amenaza con consumirla.
El thriller se construye sobre esa ambigüedad: ¿Aggie está siguiendo una intuición válida o está proyectando sus propias heridas sobre Nile? La serie explora esa zona gris donde la percepción se mezcla con el trauma y donde las certezas siempre parecen desplazarse. Cada vez que Aggie avanza un paso, el relato retira el suelo y obliga al espectador a cuestionar lo que cree haber entendido.
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Lejos de recurrir a trucos fáciles, La bestia en mí apuesta por un suspenso íntimo. Usa la mirada, los silencios y las pequeñas contradicciones para tensar la atmósfera. Nile es amable y perturbador al mismo tiempo, y Aggie, en su fragilidad, se convierte en una narradora emocionalmente inestable que hace más interesante cada giro del caso.
Por su ritmo, su cuidado formal y el peso emocional que sostiene cada escena, esta miniserie se posiciona como una de las producciones más sólidas del año. Es intensa, absorbente y lo suficientemente inteligente para no revelar demasiado pronto lo que oculta. Para quienes buscan un thriller psicológico que deje huella, La bestia en mí es una apuesta segura.