Hay películas que llegan a Netflix casi sin ruido… y de pronto empiezan a sonar por todas partes. En sueños es una de esas. Una cinta animada que, sin pretender reinventar el género, está tocando fibras muy humanas: esas que todos cargamos cuando la familia se tambalea y uno, niño o adulto, solo quiere que todo vuelva a estar bien.
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La premisa es simple pero efectiva: Stevie y Elliot son dos hermanos que atraviesan un momento duro. Su mamá se ha ido, y lo que queda en casa es un silencio incómodo que ya nadie sabe cómo nombrar. En medio de ese vacío aparece un libro misterioso —La leyenda del Señor del Sueño— que promete cumplir cualquier deseo… si logran llegar al mítico guardián del mundo onírico. Con la mezcla perfecta de ingenuidad, terquedad y esperanza, los chicos se lanzan a ese otro lado del sueño, convencidos de que pueden recomponer lo que la vida les arrebató.
A partir de ahí, la película se mueve con un ritmo ligero, casi juguetón. El mundo de los sueños es un carnaval surrealista: criaturas extravagantes, escenarios que cambian de forma según el ánimo del protagonista, pesadillas que persiguen inseguridades muy reales. Es una animación que apuesta por el color y el movimiento constante, con ese espíritu lúdico que recuerda a los grandes estudios que entienden el sueño como un lugar donde la lógica se deshace para dejar espacio al deseo.
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Pero lo que realmente sostiene la historia es su corazón. Porque sí, hay humor, aventuras y personajes disparatados, pero En sueños va construyendo, con una sensibilidad muy bien medida, el retrato de dos niños intentando entender algo que incluso a los adultos nos cuesta: que cuando una familia cambia, no siempre es culpa de alguien; que el amor no se deshace, solo busca nuevas formas de quedarse.
En ese viaje, Stevie y Elliot descubren que no todo puede arreglarse con magia, pero sí puede comprenderse con compañía. Esa mezcla de ternura y madurez es lo que está conectando con los espectadores: la película habla de rupturas, miedos y resiliencia sin subestimar a su público más joven ni aburrir al adulto que la acompaña.
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Además, el elenco de voces en la versión original —con nombres como Simu Liu, Cristin Milioti y Craig Robinson— aporta carisma y una energía cálida que embona perfecto con la atmósfera del filme.
En sueños no pretende ser la película animada más ambiciosa del año, pero sí es una de las más honestas. Y quizá por eso está escalando tan rápido en el Top 10: porque en un mundo lleno de ruido, a veces lo único que queremos es una historia que nos recuerde que soñar también es una forma de sanar.