La película de Disney+ inspirada en el universo de ‘El mago de Oz’: la precuela que te hará entender mejor ‘Wicked: Por siempre’
Santiago Díaz Benavides
Casi nadie conoce mi primer nombre, pero todos saben que tengo un homónimo español que escribe thriller. Me obsesionan las películas sobre el fin del mundo y tengo una particular debilidad por el cine de M. Night Shyamalan.

Mucho antes de que los musicales reescribieran el mito de Oz, Disney ya había contado su propia versión del origen del famoso hechicero.

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A veces las plataformas esconden pequeñas joyas que con los años pasan debajo del radar, pero que vale la pena volver a mirar. Oz el poderoso, disponible en Disney+, es justamente una de esas películas: una precuela colorida, juguetona y visualmente exuberante que reimagina cómo llegó al trono el mago más famoso del cine clásico.

La historia arranca con Oscar Diggs —un ilusionista carismático y un poquito tramposo interpretado por James Franco— haciendo todo lo posible por sobrevivir como mago de feria en un mundo que ya no cree en los trucos. Oscar es un tipo encantador, sí, pero también un desastre emocional con una brújula moral que cambia según el viento. Y aun así, uno le toma cariño porque es ese pícaro que siempre promete más de lo que puede cumplir.

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Todo se va al traste cuando una tormenta lo arrastra hacia un mundo extraordinario: Oz. Allí lo reciben tres brujas —Theodora (Mila Kunis), Evanora (Rachel Weisz) y Glinda (Michelle Williams)— que ven en él una profecía caminando: el mago destinado a liberar al reino de la oscuridad. El chiste, claro, es que Oscar no tiene magia. Tiene encanto, ego y unos cuantos trucos cuestionables… pero magia, lo que se dice magia, ninguna.

La película, dirigida por Sam Raimi, toma el ADN del clásico de 1939 y lo pasa por un filtro más contemporáneo. Hay criaturas extravagantes, paisajes que parecen salidos de un sueño y un tono juguetón que mezcla aventura, humor, brujas con agenda propia y ese choque inevitable entre “el elegido” y su propia impostura. Raimi juega con la idea de que no siempre se nace héroe; a veces uno se convierte en uno a punta de ingenio y un par de decisiones valientes.

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Pero lo más interesante, sobre todo para los fans que hoy están atentos a Wicked: Por siempre, es cómo esta precuela ayuda a entender mejor la dinámica política y emocional de Oz: las rivalidades entre las brujas, la fragilidad del reino, la obsesión por la idea del “salvador”, y ese eterno dilema entre poder real y poder construido. La película no comparte canon directo con Wicked, pero sí ofrece un preámbulo sabroso para comprender por qué Oz es un territorio tan fértil para hablar de ambición, engaños y destinos torcidos.

Oz el poderoso no pretende ser una obra maestra, pero sí es una aventura encantadora que brilla por su corazón gigante, sus visuales espectaculares y el recordatorio de que no hace falta lanzar hechizos para cambiar un reino: basta con creer un poquito más en lo que uno es capaz de hacer… y en lo que los demás ven en nosotros.

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