Hay regresos que exigen prepararse. Y Stranger Things, que está a semanas de presentar su temporada final, no piensa conceder atajos fáciles. Lo saben los fans, lo saben los propios creadores y también lo saben quienes quedaron con el corazón agrietado después del último cliffhanger en Hawkins. Por eso, antes del estreno, Matt y Ross Duffer ofrecieron un gesto casi fraternal: una lista de cuatro episodios esenciales para recordar —o descubrir— antes de sumergirnos en la recta final. Una especie de GPS emocional y narrativo que permite reconstruir el rompecabezas sin necesidad de ver la serie entera otra vez.
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La recomendación, compartida en recientes entrevistas, vuelve a dirigir los reflectores hacia un punto que muchos habían pasado por alto: la segunda temporada. Fue allí, confesaron los creadores, donde comenzó a fraguarse la verdadera mitología del Upside Down. Lo que en la primera temporada parecía una grieta sobrenatural sin mucha explicación, en la segunda se convirtió en un terreno fértil para secretos, conexiones invisibles y amenazas que solo cobrarían sentido años después.
El primer episodio clave es el 4 de la temporada 2, ese en el que Will Byers empieza a sentir las primeras señales de que algo —o alguien— le está respirando por dentro. La serie deja de ser solo la historia de un niño que regresó del Otro Lado y pasa a ser la historia de un niño que nunca regresó del todo. Ese matiz, sutil pero demoledor, sostiene varios de los grandes giros posteriores.
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Luego está el episodio 6 de la temporada 2, donde el Mind Flayer deja de ser una sombra y se vuelve un estratega. Es un capítulo tenso, clínico, casi quirúrgico, donde Hawkins se convierte en tablero y Will en mensajero involuntario. Si la temporada 5 apunta a enfrentar la amenaza definitiva, este es el capítulo que explica cómo comenzó a tomar forma.
Los otros dos episodios recomendados pertenecen a la temporada 4, pieza fundamental en el camino hacia el desenlace. El episodio 7, centrado en la masacre del laboratorio de Hawkins, reordena todo el mapa emocional de Eleven y reescribe el origen de uno de los antagonistas más potentes de la televisión reciente. Verlo otra vez no es un ejercicio de nostalgia, sino de precisión: allí está, casi palabra por palabra, el germen de lo que veremos en la despedida.
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Finalmente, el episodio 9 —el colosal cierre de la temporada 4— establece el tono de lo que está por venir: un Hawkins fracturado, un enemigo con ventaja y un grupo de personajes enfrentados a un destino que parece escrito desde hace mucho.
Los Duffer lo dicen con franqueza: estos episodios fueron sembrados como migas de pan. Ahora, mirando hacia el final, se convierten en brújulas. Para quienes quieran llegar a la temporada final con el radar limpio y el corazón preparado, este es el punto de partida perfecto.