Entre los lanzamientos recientes que han pasado más bajo el radar de lo que deberían, High Potential —la versión estadounidense de la exitosa serie francesa HPI— es uno de los casos más curiosos. Disponible en Disney+ según la región, esta producción retoma la premisa original y la adapta al tono del procedural norteamericano, pero sin perder lo que hizo tan atractivo el concepto: una mujer brillante, impredecible y con una mirada distinta sobre los crímenes que investiga.
Aquí la protagonista es Kaitlin Olson, a quien muchos recuerdan por It’s Always Sunny in Philadelphia. En esta versión interpreta a Morgan, una madre soltera con un coeficiente intelectual fuera de serie y una capacidad casi instintiva para resolver patrones que la policía pasa por alto. Su vida personal es un caos, su estilo de trabajo es todavía más caótico y, sin embargo, hay algo en su manera de “desordenar” cada caso que termina produciendo claridad. Olson construye un personaje que funciona precisamente por eso: no intenta parecer un genio, simplemente lo es, y la serie se beneficia del contraste entre su espontaneidad y los métodos estrictos del departamento donde colabora.
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A su lado está Daniel Sunjata, que interpreta a un detective mucho más estructurado y disciplinado que Morgan. La dinámica entre los dos es uno de los motores principales de la historia: funciona como choque y como complemento, y le da a la serie un ritmo que se sostiene incluso en los episodios más convencionales. El resto del equipo policial acompaña bien, pero es Olson quien dirige la orquesta. Su manera de entrar a una escena de crimen, de improvisar hipótesis o de enfrentar a los sospechosos parece escribir su propio manual de procedimiento, uno que nadie aprobaría en el papel pero que termina siendo efectivo en pantalla.
A nivel de narrativa, High Potential no pretende reinventar el género. Sus casos semanales están construidos con la estructura clásica del procedural: un crimen inicial, investigación, pistas falsas, un giro final. Pero donde sí propone algo distinto es en la forma como Morgan se relaciona con esos casos. No hay distancia emocional: cada uno la toca, la sacude, la obliga a confrontar partes de su vida que preferiría mantener fuera del trabajo. Y eso, a la larga, le da una capa de humanidad a una serie que podría haber sido simplemente una versión más de lo mismo.
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Con apenas dos temporadas producidas hasta el momento, High Potential es una apuesta segura para quienes disfrutan del crimen y el drama, pero buscan algo que no dependa únicamente del suspenso. Aquí el atractivo está en la protagonista, en su forma de pensar y en la energía que imprime a cada capítulo. Olson convierte la serie en un entretenimiento ligero, bien construido y más inteligente de lo que aparenta a simple vista. Una buena opción para quienes quieren un maratón sin enredos, pero con personajes que vale la pena seguir. ¿Qué más se puede pedir?