Es una de las mejores películas de Kevin Costner y ya puedes verla en streaming
Santiago Díaz Benavides
Desde 'Forrest Gump' hasta 'Interestelar', pasando por 'Guerra Mundial Z' y 'Naruto', puedo pasar horas hablando sobre mis producciones favoritas. Si me preguntas qué es lo que más me gusta del cine te diré que es mucho mejor que la vida.

El actor se alejó del western para protagonizar uno de los thrillers políticos más intensos del cine moderno.

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A lo largo de más de cuarenta años de carrera, Kevin Costner ha demostrado ser mucho más que un rostro del cine del oeste. Aunque títulos como Bailando con lobos u Open Range definieron buena parte de su legado, fue fuera del desierto donde encontró una de sus interpretaciones más sólidas: la de J.F.K.: Caso abierto, estrenada en 1991 bajo la dirección de Oliver Stone. La película, basada en hechos reales, lo llevó a interpretar al fiscal Jim Garrison, obsesionado con descubrir la verdad detrás del asesinato del presidente John F. Kennedy.

El proyecto unió por primera vez a dos gigantes del cine estadounidense. Por un lado, Costner acababa de arrasar en taquilla y en los Premios Óscar con Bailando con lobos, mientras que Stone ya tenía en su haber tres estatuillas de la Academia por Platoon, Nacido el cuatro de julio y El expreso de medianoche. Sin embargo, el encuentro no fue sencillo: Costner rechazó inicialmente el papel, y solo después de la insistencia de su agente aceptó formar parte de un reparto estelar que incluiría a Tommy Lee Jones, Gary Oldman, Joe Pesci y Donald Sutherland.

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Con un presupuesto de 40 millones de dólares, considerable para la época, J.F.K.: Caso abierto se convirtió en un éxito rotundo, recaudando más de 200 millones en todo el mundo. El guion, coescrito por Stone y Zachary Sklar, se centraba en las teorías de conspiración alrededor del magnicidio de Kennedy. Aquella decisión dividió a la crítica, pero consolidó el filme como un referente del thriller político contemporáneo. Más allá de las interpretaciones históricas, su poder radica en la forma impecable en que Stone construye el relato: hipnótico, complejo y con una tensión que nunca se disipa.

La película es un ejemplo de obsesión convertida en arte. Stone despliega su arsenal visual y narrativo para mantener al espectador atrapado durante más de tres horas. La música de John Williams y la fotografía de Robert Richardson —ambos galardonados en los Óscar— refuerzan una atmósfera que se mueve entre el documental y el drama, entre la reconstrucción histórica y la pura especulación. En tiempos de verdades fragmentadas, J.F.K. sigue siendo una lección sobre el poder del cine para cuestionar los relatos oficiales.

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En el centro de esa maquinaria se encuentra Costner, dueño de una interpretación contenida pero profundamente humana. Su versión de Garrison, un hombre dispuesto a sacrificar su reputación en busca de respuestas, es de las más intensas de su carrera. Para lograrlo, el actor se reunió tanto con el verdadero Garrison como con sus detractores, buscando entender todas las versiones posibles del caso. En el clímax del filme, su discurso final en la sala de juicios resume la desesperación de un país que todavía duda de su propia historia.

Hoy, más de tres décadas después, J.F.K.: Caso abierto no solo resiste el paso del tiempo: parece más vigente que nunca. Su crítica a las estructuras de poder, su precisión formal y su valentía narrativa la mantienen en la lista de las mejores películas de los noventa. Y para los seguidores de Costner, es la prueba definitiva de que su talento no necesita un sombrero ni un caballo para brillar.

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