En El secreto de Marrowbone, el director debutante Sergio G. Sánchez nos lleva a la Inglaterra de finales de los 60, con una siniestra casa de campo como escenario principal. Cuatro hermanos —Jack, Billy, Jane y Sam— se refugian en un viejo caserón tras una tragedia familiar, decididos a guardar silencio sobre la muerte de su madre para no ser separados. Lo que parecía un pacto de protección se torna una sucesión de fantasmas literales y emocionales, secretos que se filtran por las paredes y psicológicamente atenazan a cada personaje.
El film destaca visualmente: la cinematografía cuida cada espacio de la vieja casa, la iluminación juega con sombras que hieren, y el ambiente rural contribuye al aislamiento —una atmósfera que, según los críticos, es uno de los mayores logros de esta obra. José Luis Vázquez, en su reseña para Ciudad Real Digital, elogió la ambientación “entre fantasmagórica y realista” y reconoció que la película tiene “una pulcritud formal notable”.
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La banda sonora, obra de Fernando Velázquez, se enfatiza como otro acierto. Su música equilibra lo inquietante con lo melancólico, resaltando los momentos de tensión y reforzando el drama familiar que subyace bajo el horror. Esa capacidad de generar estremecimiento sin necesidad de saltos de susto constantes es algo que Marrowbone logra con sutileza, según varias críticas.
Sin embargo, no todo ha sido alabanzas unánimes. Algunas críticas señalan que el guion peca de predecible en varios giros, que el ritmo avanza lentamente y que ciertos momentos dramáticos pierden fuerza por comparación con la tensión acumulada que promete al inicio. En Los Interrogantes, por ejemplo, se describe la historia como “fallida desde la concepción” aunque se reconoce la ambición detrás de la puesta en escena.
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En cuanto al reparto, destacan George MacKay, Anya Taylor-Joy y Mia Goth. Aunque algunos críticos consideran que los personajes secundarios no exploran toda su profundidad, la combinación de actuaciones logra mantener un nivel emotivo alto. La dirección de actores hace que sintamos la presión de los personajes atrapados no solo por un fantasma explícito, sino por culpas, necesidades, ideales rotos.
Si bien no todos coinciden en que se trate de una obra maestra perfecta, El secreto de Marrowbone se acerca mucho cuando se evalúan su atmósfera, su estética, su capacidad para conmover y sugerir sin mostrar todo. Es una película que no busca solo asustar: busca que lo sobrenatural dialogue con lo humano, que el miedo provenga de lo que no se dice, de lo que se esconde en los rincones del pasado.