HBO Max cuenta en su catálogo con una de las películas más emblemáticas de la historia del cine de acción: El fugitivo. Estrenada en 1993 y dirigida por Andrew Davis, esta cinta no solo se convirtió en un fenómeno de taquilla en su momento, sino que también fue reconocida por la crítica como una obra maestra del género. Hoy, más de tres décadas después, su llegada a la plataforma abre la puerta para que nuevas generaciones descubran por qué sigue siendo un referente indiscutible.
La historia se centra en Richard Kimble, un prestigioso cirujano interpretado por Harrison Ford, quien es injustamente acusado de asesinar a su esposa. Condenado a muerte y sin pruebas que lo salven, Kimble logra escapar tras un accidente espectacular y comienza una huida frenética para probar su inocencia. En paralelo, un equipo de alguaciles liderado por el implacable Sam Gerard, interpretado por Tommy Lee Jones, inicia una persecución imparable que pone al protagonista contra las cuerdas.
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Más allá de su trama, que mezcla con precisión la tensión de un thriller judicial con la adrenalina del cine de acción, El fugitivo brilló gracias a la química entre sus protagonistas. Ford entrega una de las actuaciones más sólidas de su carrera, pero es Jones quien se robó las miradas: su papel como el marshal Gerard le valió el Óscar a Mejor Actor de Reparto, siendo el único premio que la película obtuvo de las siete nominaciones que recibió en la ceremonia de la Academia.
El éxito de la cinta fue rotundo. Con un presupuesto de apenas 44 millones de dólares, logró recaudar más de 368 millones en todo el mundo. Además, marcó un hito al convertirse en la primera producción de Hollywood estrenada en China tras casi una década de ausencia de filmes estadounidenses en ese mercado. Su impacto fue tan fuerte que, incluso hoy, sigue apareciendo en listados de las mejores películas de acción de todos los tiempos.
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Uno de los grandes aciertos de Davis como director fue evitar que la película se transformara en un relato predecible de “gato y ratón”. La tensión se mantiene en cada escena, el ritmo nunca decae y la narrativa consigue que el espectador dude constantemente de lo que está viendo, al mismo tiempo que empatiza con un protagonista atrapado en la injusticia. Esta combinación convierte a El fugitivo en lo que muchos llaman “cine para padres”: entretenimiento clásico, sólido y capaz de seducir tanto a quienes buscan nostalgia como a quienes quieren pasar un buen rato frente a la pantalla.
La popularidad de la película fue tal que en 1998 se estrenó U.S. Marshals, una secuela en la que Tommy Lee Jones retomó su papel como Gerard, aunque la crítica no la recibió con el mismo entusiasmo y algunos la catalogaron como una obra menor. Con su mezcla de acción vibrante, intriga policial y actuaciones memorables, El fugitivo es mucho más que un recuerdo de los noventa: es una película que resiste el paso del tiempo.