Netflix suma a su catálogo una de las producciones más comentadas de los últimos años: La mujer rey (The Woman King, 2022), dirigida por Gina Prince-Bythewood y protagonizada por Viola Davis. Más allá de su espectacularidad visual y sus secuencias de combate coreografiadas al detalle, la cinta rescata a un personaje histórico poco conocido en la pantalla grande: la general Nanisca, líder de las Agojie, un ejército compuesto únicamente por mujeres que defendió al Reino de Dahomey en África Occidental durante el siglo XIX.
Desde su estreno, la película ha sido aplaudida por darle visibilidad a una historia rara vez contada en el cine occidental. En lugar de situar la narrativa en torno a héroes masculinos o colonizadores europeos, la obra centra la acción en mujeres negras que asumen el rol de protectoras, estrategas y luchadoras. La interpretación de Viola Davis, dura y a la vez profundamente humana, aporta una dimensión emocional que trasciende la etiqueta de “película de acción” para convertirse en un retrato complejo de liderazgo, dolor y resistencia.
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Uno de los mayores logros de La mujer rey es cómo combina el espectáculo con un trasfondo histórico relevante. Aunque el guion se permite licencias artísticas, el filme introduce al espectador a un contexto en el que la supervivencia de un reino dependía de la disciplina, el entrenamiento físico y la valentía de mujeres dispuestas a todo por defender su territorio. Este enfoque, pocas veces explorado en Hollywood, revaloriza la tradición oral africana y la transforma en un relato cinematográfico de alcance global.
Visualmente, la película deslumbra con su fotografía y su diseño de producción. Las escenas de batalla transmiten la brutalidad del enfrentamiento sin perder la elegancia de la puesta en escena. Al mismo tiempo, la cámara se detiene en gestos íntimos y silenciosos que permiten conocer la vulnerabilidad de sus protagonistas. Esa dualidad —fuerza y fragilidad— es lo que convierte a la historia en una experiencia poderosa y conmovedora.
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Por supuesto, no está exenta de debate. Algunos críticos han cuestionado la representación del Reino de Dahomey y su participación en el comercio de esclavos, un aspecto que la cinta apenas roza. Sin embargo, el valor cultural de la obra reside en abrir conversaciones sobre un pasado complejo y en rescatar figuras femeninas que desafiaron las normas de su tiempo.
La mujer rey no solo es entretenimiento: es también un acto de memoria y un homenaje a las guerreras que marcaron la historia. Una película imprescindible para quienes buscan en Netflix algo más que una noche de acción: la oportunidad de descubrir a una de las mujeres más impresionantes que han existido.