El huracán Katrina no solo devastó a Nueva Orleans en agosto de 2005: cambió para siempre el rumbo de una ciudad que, entre ríos, lagos y barrios levantados por debajo del nivel del mar, nunca estuvo preparada para enfrentar un fenómeno de tal magnitud. Dos décadas después, Netflix revive esta tragedia con Katrina: Contra viento y marea, una serie documental que se ubica en el top 10 de lo más visto en la plataforma y que recuerda, con crudeza y sensibilidad, cómo la catástrofe natural se convirtió en un desastre social y político.
El proyecto se compone de tres episodios que abordan distintos momentos de la crisis. El primero reconstruye la llegada del huracán y la caótica evacuación, marcada por la desconfianza ciudadana tras anteriores falsas alarmas y la ineficacia de las autoridades para anticiparse a lo que vendría. El segundo episodio se centra en lo que muchos consideran el verdadero infierno: el colapso de los diques y la inundación masiva de barrios enteros, donde miles de familias afroamericanas perdieron no solo sus casas, sino también cualquier forma de auxilio institucional. Lo que siguió fue un peregrinaje hacia refugios improvisados, enfrentamientos con la policía y días de angustia sin respuestas claras del gobierno.
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El tercer episodio, dirigido por Spike Lee, va más allá del registro inmediato y se adentra en la memoria viva de Nueva Orleans. Titulado God Takes Care of Fools and Babies, el film da voz a artistas, activistas y habitantes que, entre música, poesía y testimonio, relatan las luchas por reconstruir barrios, defender tradiciones culturales y sobrevivir a la marginación y la gentrificación que se profundizaron tras la tragedia. Lee ya había abordado el tema en 2006 con When the Levees Broke, pero aquí se permite un tono más íntimo y creativo, con recursos estilísticos que le dan una dimensión distinta al relato colectivo.
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Katrina: Contra viento y marea no solo impacta por la magnitud del desastre, sino por el retrato humano de la resiliencia. La serie recuerda que el huracán fue apenas el detonante de un drama más profundo: la desigualdad social, la negligencia política y la fragilidad de las estructuras urbanas en un mundo cada vez más expuesto al cambio climático. Verla hoy, en un contexto donde las catástrofes naturales se repiten con más frecuencia, es también una llamada de atención sobre la importancia de la preparación, la solidaridad y la memoria.
Con su fuerza narrativa, este documental se suma a la lista de producciones que Netflix ha convertido en fenómenos globales, pero va más allá del entretenimiento: es un espejo incómodo que obliga a reflexionar sobre el precio de la indiferencia y la capacidad de un pueblo para resistir incluso lo inimaginable.