En 1989, Michael Douglas y Kathleen Turner inmortalizaron la guerra doméstica más feroz del cine en La guerra de los Rose, dirigida por Danny DeVito. Treinta y cinco años después, la historia regresa con un giro contemporáneo bajo el título Los Roses, protagonizada por Benedict Cumberbatch y Olivia Colman, dos figuras de peso que se enfrentan en un duelo actoral tan ácido como magnético.
La película, dirigida por Jay Roach (Trumbo, Austin Powers) y escrita por Tony McNamara, responsable de guiones como La favorita y Pobres criaturas, adapta nuevamente la novela de Warren Adler, pero con una mirada distinta. Aquí, Theo Rose (Cumberbatch) es un arquitecto brillante cuyo éxito comienza a desmoronarse, mientras su esposa Ivy (Colman), una talentosa chef, ve despegar su carrera de forma inesperada. Lo que parecía una vida de ensueño, con hijos encantadores y una casa idílica, pronto se convierte en un campo de batalla donde las ambiciones personales pesan más que el amor.
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Uno de los grandes atractivos de Los Roses es ver a Benedict Cumberbatch fuera del universo Marvel, en un papel que le permite desplegar un registro distinto. Conocido mundialmente por encarnar a Doctor Strange, el actor demuestra aquí una versatilidad sorprendente al interpretar a un hombre cuya inseguridad y ego se desbordan a medida que el éxito de su pareja eclipsa el suyo. Frente a él, Olivia Colman ofrece otra actuación impecable, con la naturalidad que la caracteriza, encarnando a una mujer que se rehúsa a pedir disculpas por triunfar.
La química entre ambos es uno de los puntos más celebrados por la crítica. En Rotten Tomatoes, la cinta se mantiene con un 65 % de aprobación, un puntaje que refleja opiniones divididas: mientras algunos destacan los diálogos mordaces y el humor ácido de McNamara, otros critican la pérdida de la brutalidad que caracterizó a la versión original. "La guerra de los Rose era una comedia de terrores brutal; Los Roses es casi cariñosa en comparación", apuntó Justin Clark en Slant Magazine.
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Aun así, la película ofrece momentos de ingenio y sátira que conectan con el público contemporáneo. Escenas como la videollamada en la que los hijos adolescentes celebran sin pudor la separación de sus padres, o las sesiones de terapia con insultos británicos tan elaborados como cómicos, muestran el sello de McNamara y dan un respiro en medio de la tragedia marital.
El reparto secundario también brilla. Kate McKinnon y Andy Samberg interpretan a los amigos cercanos de los protagonistas, con intervenciones que rozan lo absurdo y aportan frescura. Ncuti Gatwa, Allison Janney y Zoë Chao completan un elenco que no deja espacio para el tedio.
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El estreno de Los Roses tuvo lugar el pasado 28 de agosto y no llegó exento de competencia: compartirá cartelera con Atrapado robando, un thriller de Darren Aronofsky protagonizado por Austin Butler y Matt Smith; El vengador tóxico, con Peter Dinklage; y el reestreno del clásico Tiburón en su 50 aniversario. Sin embargo, el magnetismo de Cumberbatch y Colman le otorga a esta cinta una ventaja indiscutible: es una película que, más allá de comparaciones con la original, apuesta por su propia personalidad.
Los Roses no busca repetir la fórmula de DeVito, sino actualizar un relato universal sobre cómo el amor puede deteriorarse bajo el peso del ego, la ambición y la lucha por el poder dentro del matrimonio. Una propuesta que, aunque más amable en tono, resulta irresistible gracias a las actuaciones de dos gigantes de la actuación. Y eso, en una temporada de estrenos saturada, es todo lo que necesitas para decidirte a verla en cines.