
Con la misma transparencia con la que ha construido su carrera, Sara Uribe vuelve a captar la atención del público al hablar abiertamente sobre su vida amorosa y los aprendizajes que ha cultivado tras una de las etapas más complejas de su vida. La modelo antioqueña, que recientemente fue protagonista del video musical “Como el viento” del reguetonero Nicky Jam, no solo sigue vigente en el entretenimiento colombiano, sino que se ha convertido en una voz que reivindica el empoderamiento, el amor propio y la maternidad consciente.
Durante una entrevista en Tropicana, Sara se refirió a su situación sentimental con humor y determinación: “Una mujer interesante nunca está sola... la finca está llena”, dijo entre risas. Si bien no tiene una pareja oficial, no le faltan pretendientes, flores ni detalles. Sin embargo, aclaró que su estándar ha cambiado: no cualquier hombre tiene cabida en su hogar ni en la vida de su hijo Jacobo, fruto de su mediática relación con el exfutbolista Fredy Guarín. “Ahora el que entre a mi vida tiene que ser un caballero, el nombre más admirable que yo pueda pronunciar”, sentenció.

Pero más allá de las bromas, Uribe ha mostrado un rostro más profundo en el podcast Vos Podés, donde compartió el proceso de sanación emocional que vivió tras su ruptura con Guarín, la quiebra de sus empresas y la traición de una amiga cercana. “Toqué fondo. Me dolía el alma y el cuerpo”, reveló. En medio de esa crisis, encontró refugio en su fe, y aunque ha conocido nuevamente el amor, también aprendió que solo desde la plenitud interior se puede construir una relación sana.
Con honestidad, admitió sus errores del pasado. “Yo me metí con un hombre casado... yo pedí perdón, incluso a su exesposa”, confesó. Esta declaración generó reacciones encontradas, especialmente del hijo mayor de Guarín, quien negó que ese perdón haya existido. Sara, no obstante, insiste en que su intención fue sincera y que, de ser necesario, volvería a disculparse.

Mientras tanto, la empresaria se dedica a sus marcas personales, a compartir momentos con su hijo y a cultivar una vida en la que, según ella, lo más importante es estar en paz consigo misma. En un entorno donde las figuras públicas muchas veces se ven presionadas a aparentar perfección, Uribe se ha diferenciado por mostrarse vulnerable, fuerte y, sobre todo, real.
Sara Uribe no rehúye al pasado, pero ya no vive en él. Hoy, desde la madurez y el amor propio, sigue escribiendo una historia que inspira a otras mujeres a sanar, perdonar y elegir con más conciencia.