Cuando Eli Roth decidió ponerse tras las cámaras para dirigir una nueva versión de Death Wish, no muchos anticipaban que el resultado sería una película tan provocadora como adictiva. Reestrenada con el título El justiciero (Death Wish, 2018), esta producción no solo le rinde homenaje al cine de acción urbano de los años 70, sino que también ofrece uno de los últimos grandes papeles de Bruce Willis, en una interpretación que recuerda por qué durante décadas fue uno de los reyes del género.
Disponible en plataformas de streaming en Colombia como Prime Video y Apple TV, El justiciero es una montaña rusa de emociones, disparos y sangre que no pide disculpas por su tono directo ni por su representación extrema del vigilantismo. Bruce Willis interpreta a Paul Kersey, un cirujano que, tras sufrir una tragedia familiar producto de un violento asalto en su hogar, decide tomar la justicia por su cuenta. Lo que sigue es una espiral de venganza, brutalidad y acción callejera, al más puro estilo del cine exploitation.
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Pero lo que realmente diferencia a El justiciero de otras cintas de venganza contemporáneas es su descarada falta de corrección política. La película no intenta suavizar su mensaje ni maquillar su discurso. Con un guion de Joe Carnahan —conocido por su trabajo en The Grey y Narc— la cinta se mueve con soltura entre el thriller y la sátira, aunque no siempre queda claro si la ironía es voluntaria o si simplemente se entrega con sinceridad a su universo moralmente ambiguo.
La actuación de Bruce Willis es el corazón del filme. Aunque ya se le empezaban a notar señales de su retiro progresivo del cine —que años más tarde sería confirmado por su diagnóstico de afasia—, en El justiciero vuelve a brillar como el héroe solitario, seco, letal y lleno de rabia contenida. Su personaje, a medio camino entre John McClane y Harry el Sucio, encuentra en este relato una última oportunidad para descargar todo el carisma que le hizo famoso.
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Acompañado por actores de peso como Vincent D’Onofrio y Dean Norris (Breaking Bad), el elenco contribuye a que esta cinta tenga un empaque sólido, más allá de su tono provocador. Las escenas de acción son crudas y explícitas, diseñadas para sacudir al espectador más que para impresionarlo con coreografías estilizadas.
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El justiciero no es una película para todos los gustos. Su crudeza, sus ideas polémicas y su falta de matices pueden incomodar. Pero también es, precisamente por eso, una experiencia cinematográfica que no se olvida fácilmente. En una época donde muchas producciones parecen caminar con pies de plomo, esta película pisa fuerte, aunque sea para dividir opiniones.
Si esta noche buscas un thriller duro, directo y protagonizado por un Bruce Willis en plena forma, El justiciero es una elección perfecta para revivir el sabor más extremo del cine de acción. Solo asegúrate de estar preparado para una dosis de violencia sin anestesia y un debate moral que continúa vigente.