Este falso documental de HBO está dando de qué hablar y ya es momento de que lo veas en Colombia
Santiago Díaz Benavides
Casi nadie conoce mi primer nombre, pero todos saben que tengo un homónimo español que escribe thriller. Me obsesionan las películas sobre el fin del mundo y tengo una particular debilidad por el cine de M. Night Shyamalan.

La segunda temporada de 'Los ensayos' ha causado polémica por su mezcla de humor incómodo, manipulación emocional y audaces reflexiones sobre la realidad. En Colombia, ya puedes verla en Max.

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Hay programas de televisión que nos hacen reír, otros que nos hacen pensar, y unos pocos que nos dejan con la boca abierta sin saber bien qué acabamos de ver. El ensayo (The Rehearsal), la serie del comediante canadiense Nathan Fielder, pertenece a esta última categoría. Se trata de una propuesta tan desconcertante como ingeniosa, donde las líneas entre ficción y realidad se diluyen al punto de desaparecer. Y sí, está disponible en Colombia a través de la plataforma Max.

Lo que a primera vista podría parecer un simple experimento social o un reality show más, rápidamente se transforma en una exploración profunda —y a veces perturbadora— del comportamiento humano. En su segunda temporada, Fielder eleva el nivel de complejidad y de juego metanarrativo para abordar un tema inesperado: la seguridad aérea. A través de simulaciones cuidadosamente diseñadas, intenta entender por qué los pilotos de avión, en situaciones reales, pueden fallar en la comunicación crítica con sus copilotos. Pero claro, lo hace a su estilo: con situaciones absurdas, humor seco y una estructura narrativa que parece escrita por alguien que se divierte desafiando todas las convenciones de la televisión.

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Lo curioso es cómo llega a ese objetivo. En lugar de un estudio técnico o entrevistas convencionales, Fielder crea una falsa competencia musical llamada Wings of Voice, diseñada como si fuera un reality de canto tipo La Voz. Lo que los participantes no saben es que, en realidad, no están ahí para lanzar su carrera artística, sino para formar parte de una simulación en la que los verdaderos observados son los jueces del programa: pilotos reales entrenando su capacidad para tomar decisiones difíciles.

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Entre los participantes se encuentra Lana Love, una cantante neoyorquina que invirtió miles de dólares de su bolsillo para presentarse a los castings, convencida de que esta era su gran oportunidad. No fue hasta muy avanzado el proceso que comenzó a sospechar que algo no encajaba. Cuando finalmente entendió que todo era una puesta en escena, ya era demasiado tarde. Sus sueños habían sido utilizados como herramienta narrativa para un objetivo completamente diferente al que creyó al inicio.

Pero El ensayo no se limita a las bromas crueles. El verdadero valor del programa está en cómo Fielder utiliza estas situaciones para reflexionar sobre el control, la autenticidad, la vulnerabilidad y hasta su propia personalidad. En muchos momentos, él mismo se convierte en sujeto del experimento, enfrentando las dudas, ansiedades y preguntas que surgen en el camino. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar para lograr su visión? ¿Y hasta qué punto los participantes son víctimas o cómplices?

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En un panorama saturado de contenidos genéricos, esta serie se siente como una anomalía fascinante. No es fácil de ver ni cómoda de digerir, pero El ensayo propone algo radicalmente distinto: una televisión que cuestiona, que expone las contradicciones humanas sin dar respuestas fáciles.

Ahora que la segunda temporada ya está disponible en Colombia, es momento de que te sumerjas en esta experiencia única. Pero un consejo: no intentes predecir hacia dónde va. Con Nathan Fielder al mando, lo único seguro es que nada es lo que parece.

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