En Netflix: Después de 'El Padrino', Francis Ford Coppola dirigió esta intrigante joya que cumple 51 años
Santiago Díaz Benavides
Desde 'Forrest Gump' hasta 'Interestelar', pasando por 'Guerra Mundial Z' y 'Naruto', puedo pasar horas hablando sobre mis producciones favoritas. Si me preguntas qué es lo que más me gusta del cine te diré que es mucho mejor que la vida.

Un thriller psicológico que pasó desapercibido para muchos, pero que hoy se reivindica como una obra maestra del cine moderno.

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En 1974, mientras el mundo aún hablaba de El Padrino y aguardaba con ansias la secuela, Francis Ford Coppola sorprendió con una película íntima, silenciosa y profundamente perturbadora: La conversación (The Conversation). Esta cinta, que cumple 51 años en 2025, ya está disponible en el catálogo de Netflix y representa una de las piezas más personales y menos comerciales del célebre director.

En el corazón de la historia está Harry Caul, interpretado magistralmente por Gene Hackman. Lejos de los gánsteres y las vendettas familiares, Caul es un hombre reservado, casi ermitaño, cuya especialidad es la vigilancia electrónica. Su trabajo consiste en grabar conversaciones ajenas sin ser detectado. Pero cuando un encargo lo pone frente a una posible trama de asesinato, su mundo empieza a derrumbarse, no por acción directa de sus enemigos, sino por el eco de su propia conciencia.

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Coppola construye en La conversación un thriller psicológico que se siente inquietantemente contemporáneo. Años antes de que estallara el escándalo de Watergate —aunque coincidiendo con su impacto mediático— la película ya planteaba preguntas esenciales sobre la vigilancia, la privacidad y la responsabilidad ética del técnico que simplemente “hace su trabajo”.

A nivel cinematográfico, la cinta destaca por su tratamiento sonoro. El sonido no es solo una herramienta narrativa, sino el eje que sostiene la tensión. La grabación que realiza Caul se escucha una y otra vez, con matices sutiles que alteran su significado. Lo que al principio parece una conversación trivial se transforma en un presagio. El montaje, las repeticiones, los silencios y las distorsiones son parte activa del relato.

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Gene Hackman se aleja de su imagen habitual para componer un personaje introvertido, obsesivo y emocionalmente bloqueado. Su interpretación no necesita grandes explosiones dramáticas para transmitir un abismo interior. La cámara lo sigue en sus rutinas meticulosas, en su frágil intento por mantenerse al margen del mundo, mientras el guion lo empuja a confrontar su propia humanidad.

Con un final abierto y angustiante, La conversación no ofrece redención ni respuestas fáciles. Es una película que incomoda porque obliga al espectador a tomar parte. ¿Hasta qué punto somos responsables de lo que sabemos? ¿Podemos mantenernos neutrales cuando nuestro conocimiento puede causar daño? Estas preguntas resuenan con fuerza hoy, en plena era digital, donde la vigilancia ha dejado de ser una técnica de espionaje para convertirse en una parte estructural de nuestras vidas.

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Ganadora de la Palma de Oro en Cannes en 1974 y nominada al Óscar a Mejor Película, La conversación fue eclipsada por el fenómeno de El Padrino II, que se estrenó ese mismo año. Pero el tiempo la ha reivindicado como una de las películas más importantes de la década de 1970 y una de las más logradas en la filmografía de Coppola.

Ahora, con su llegada a Netflix, esta joya silenciosa encuentra una nueva vida y una nueva audiencia. A medio siglo de su estreno, sigue siendo una obra imprescindible para quienes buscan algo más que entretenimiento: una experiencia cinematográfica que susurra verdades incómodas en lugar de gritarlas.

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