Hay libros que se escriben para dejar huella. Y hay libros que se escriben para no desdibujarse. Sin-vergüenzas, el debut literario de Ana María Villalba —más conocida en redes como @ana_listas— es uno de esos textos que no se gestó desde la idea de publicar, sino desde la necesidad de reconciliarse. Un libro que no nació de la prisa por ser escritora, sino del vértigo de atreverse a ser.
El 1 de mayo de 2025, en el Gran Salón D, en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, Ana María presentó su libro ante cientos de personas. Un día después, disfónica, conmovida, atravesada por la emoción del momento, confesó en entrevista con Sensacine Colombia: “Le pregunté a Penguin si podía pagar la multa para no escribirlo. No me sentía capaz. No porque no pudiera escribir, sino porque escribir esto era hacerme adulta”.
No lo dijo con la voz, lo dijo con el cuerpo entero.
@ana_listas
Una escritura que desordena para hacer sentido
La voz que ha hecho de Ana María una figura influyente en redes sociales no es la de una gurú ni la de una experta. Es, ante todo, la de una mujer que ordena sus emociones en listas para sobrevivir al caos. Así comenzó su proyecto en Instagram. Así se conectó con cientos de miles de personas que encontraron en sus frases breves un espejo emocional.
Pero un libro es otra cosa. Un libro exige profundidad, pausa, contexto. “En redes cualquier frase se saca de contexto. Pero en un libro, ese contexto lo da el humano que lo escribe. Hay cosas que no caben en un carrusel o en una publicación de 200 caracteres”, explica. Por eso tardó tres años en escribirlo. Porque no bastaba con traducir lo que hacía en redes. Había que aprender a decir lo indecible.
Y entonces apareció el título: Sin-vergüenzas. Un manifiesto, sí. Pero también una advertencia a ella misma: “Ahora que salió el libro, me repito: esta nueva versión de mí tiene que vivir su vida con la frente en alto y el corazón también. Esa es la definición de la no vergüenza”.
@ana_listas
La vulnerabilidad como forma de valentía
Ana María cita a Brené Brown para hablar del corazón de su libro: “La verdadera valentía es la vulnerabilidad”. Lo dice sin dramatismo, pero con total convicción. Sin-vergüenzas no es un texto para levantar banderas, sino para bajar las defensas. Habla del miedo a no ser suficiente, del amor como lugar de duelo y como forma de tribu, del ego que se interpone entre lo que se siente y lo que se dice.
“Morimos y nacemos muchas veces en la vida. Duelamos versiones de nosotros, personas que fuimos, cosas en las que creíamos. Este libro es eso: un renacer”, dice con voz entrecortada. Y uno siente que no está hablando solo del libro, sino de sí misma, de esa Ana María que hace unos años no se habría atrevido a ponerle un título así a lo que escribía.
La vergüenza, en su relato, es ese filtro que nos impide mostrarnos como somos. Es el juicio social que castiga el cambio, la incoherencia, el dolor. “En redes somos súper críticos con el látigo de la coherencia. Hoy dijiste esto, pero ayer pensabas otra cosa. ¿Y acaso no decimos todo el tiempo que se vale cambiar, que se vale evolucionar?”.
Tattiana Echeverri
“Sentir también importa”: lo emocional como acto político
El libro no es solo un ejercicio íntimo. También es, en palabras de la autora, un gesto político. “Sentir es 100% prioritario, 100% activista. Hablar del amor no solo desde las relaciones, sino desde una noción más amplia. El amor es inmenso; las relaciones son pequeñas”.
En Sin-vergüenzas, Ana María hace una crítica sutil pero firme al fami-centrismo —esa idea de que todo debe girar en torno a la familia nuclear— y propone una mirada más comunitaria: “Yo quiero volver a las tribus. Porque ser familia no es la única forma de ser manada. Las amistades también son manada”.
Del mismo modo, cuestiona la centralización de la felicidad en el éxito profesional o en la pareja. En un mundo obsesionado con los logros visibles, Sin-vergüenzas reivindica los logros emocionales: sobrevivir a una ruptura, sanar una herida, mirarse al espejo sin rabia.
Tattiana Echeverri
El miedo a no ser “la escritora correcta”
Uno de los momentos más honestos de la conversación con Ana María ocurrió cuando recordó cómo se sentía, en plena FILBo, compartiendo escenario con escritores “de verdad”: “Yo decía: pero yo no soy nadie, yo no estudié para esto”. Y luego, con la misma lucidez con la que escribe, se contestó a sí misma: “La única validación que necesitas en la vida es la tuya”.
Sin-vergüenzas también es una respuesta a ese miedo colectivo de no sentirse “suficientemente bueno” para escribir, cantar, crear. “Tenemos la mala costumbre de creer que hay que hacer las cosas bien para hacerlas. Como si hubiera que cantar bien para cantar. Lo mismo con la escritura. No hay que escribir bien para escribir. Hay que escribir para vivir”.
Su mensaje es claro: todos somos escritores. No por publicar un libro, sino por atrevernos a narrar nuestra experiencia desde la autenticidad. “La humildad no es decir ‘yo no soy nadie’, es ponerte al servicio del amor. Esta es mi historia. Y si a alguien le sirve, aquí está”.
@ana_listas
¿Y si todo esto también le pasa a los demás?
Ana María comenzó a escribir para no olvidarse de quién era. Pero, en el proceso, escribió un libro que nos recuerda a todos quiénes fuimos alguna vez: niños con miedo, adolescentes confundidos, adultos intentando sostener una imagen que se rompe por dentro.
En su libro hay preguntas más que respuestas. Y quizás por eso resuena tanto: porque no intenta salvar a nadie, solo acompañar. “La escritura es una herramienta para conocerte mejor, para hacerte amigo tuyo. Que no importe cómo los otros te quieran leer. Esa es la auténtica sinvergüenzada”.
@ana_listas
En tiempos donde el éxito parece medirse por la capacidad de acumular seguidores, Ana María Villalba optó por algo más arriesgado: decir la verdad de su fragilidad. Y en ese gesto, sencillo pero radical, convirtió su escritura en puente, en consuelo, en hogar para quien lo necesite.
Como si nos dijera, desde cada página: esto que sientes, también lo sentí yo. No estás sola. No estás solo.
Estas cosas no solo te pasan a ti.