
Ha habido importantes producciones en la historia reciente del cine de acción y más aún con escenas de combate llenas de violencia, sangre y hasta sesos volando por todas parte. De entre esas que tienen sobredosis de disparos, se destacan John Wick, Mad Max o Sicario. Asimismo, hay otra en Max que podrás ver cuando quieras.
Se trata de El justiciero, protagonizada por Denzel Washington, la cual ha encantado a la audiencia por sus escenas violentas. Tanta ha sido la acogida del proyecto que ya acumula tres entregas estrenadas hasta el momento en cines.
¿De qué se trata? En cuanto a la primera parte, su sinopsis oficial se describe en una historia que se enfoca en "Robert McCall, un antiguo comando de operaciones especiales que ha fingido su propia muerte, se ve obligado a salir de su retiro para salvar la vida de Teri, una joven que se encuentra en manos de unos ultraviolentos mafiosos rusos".

Sí, la historia de agente especial retirado que tiene un momento de heroísmo a pesar de su avanzada edad no es novedosa pero sí parece ser una fórmula infaltable a lo largo de los últimos años en la gran pantalla.
'El justiciero' no es una historia original, sino que tuvo una predecesora
La cuestión que pocos saben es que El justiciero no es un título original, sino que se trata de un remake. En 1980, Edward Woodward fue el encargado de asumir el papel principal a través de un héroe de a pie llamado Robert. No en tanto, esa versión fue una serie de televisión y no una película, la cual no guarda muha relación con su par de 2014.
En la más reciente adaptación, decidieron colocar en el argumento un elemento que acabó siendo clave y que creó mucha conexión con la audiencia y se trata del padecimiento de trastorno obsesivo-compulsivo del que padece el personaje de Washington, retratándolo como un sujeto con perturbaciones contra el desorden, que mantiene una rutina de posiciones de cubiertos y transferencia del té en sus visitas nocturnas al restaurante que frecuencia.

De hecho, la condición psicológica de la estrella hace que en la saga exista una pausa para la violenta acción y se le ofrezca al público algunos momentos en los que puede haber risas o sentimientos de compasión.