Netflix vuelve a poner su mirada en hechos históricos de la realidad reciente de Colombia para una de sus producciones. Este año ya había sucedido algo similar con Griselda, que narraba la formación del imperio de la narcotraficante que fue interpretada por Sofía Vergara, mientras que ahora lo intentará con el sonado Secuestro del Vuelo 601.
De hecho, justamente así se llamará la próxima serie, que ya cuenta con una fecha de estreno para el 10 de abril de 2024 y con un reparto liderado por el colombo-mexicano Christian Tappan y complementado por Mónica Lopera, Juan Pablo Raba, Ángela Cano, Enrique Carriazo, Marcela Benjumea, Johan Rivera, Carlos Vesga, Ilena Antonini, Valentín Villafañe y Alián Devetac.
No obstante, por tratarse de un acontecimiento que data del 30 de mayo de 1973, hay quienes nunca habían escuchado al respecto, por lo que es importante responder a aquellos que quieren saber ¿cuál es la verdadera historia detrás de la trama del proyecto?
La sinopsis oficial, proporcionada por la plataforma de streaming, expone que todo se libra cuando “dos revolucionarios armados secuestran y amenazan con hacer explotar el Vuelo 601 a menos que el gobierno colombiano libere a 50 prisioneros políticos y les pague un cuantioso rescate en efectivo. Ante la negativa de los líderes políticos a negociar, los agresores comienzan a tomar decisiones drásticas que pondrán en vilo la seguridad de los rehenes mientras el avión vuela sin rumbo fijo. En medio del horror inminente, el capitán y dos valientes azafatas deben luchar para devolver sanos y salvos a los rehenes y burlar a los secuestradores mientras negocian con las autoridades. Este es un impresionante thriller inspirado en hechos reales ocurridos el 30 de mayo de 1973”.
Lo que ocurrió en el Vuelo 601 real
En la vida real, este fue el secuestro de avión más largo que el país haya visto. Las 82 víctimas iban a bordo de una nave de la SAM (Sociedad Aeronáutica de Medellín), disfrutando de un trayecto tranquilo, cuando dos futbolistas paraguayos que fingieron ser guerrilleros, identificados como Eusebio Borja y Francisco Solano López, comenzaron a amedrentarlos.
La intercepción ilegal del vehículo aéreo duró más de 55 horas, mientras el mismo sobrevoló países como Aruba, Panamá y Costa Rica.
Las exigencias de los criminales se basaban en pedirle al gobierno colombiano de la época, bajo la presidencia de Misael Pastrana, que liberara a 50 presos políticos, además de pagarles un cuantioso rescate en efectivo. Poco a poco, fueron aumentando las presiones. Aun así, fueron soltando rehenes en cada terminal en la que desembarcaron.
Tras la negativa de las autoridades colombianas, el destino del avión HK-1274 quedó en manos del capitán Lucena, quien tuvo que sacar heroísmo para poner a salvo las vidas que llevaba.
“Los secuestradores solían ser simpatizantes de la revolución o personas que buscaban irse de sus países, imaginando una mejor vida allá… Secuestrar un avión en Latinoamérica era un plan alocado, sin duda, pero realizable”, contó Massimo Di Rico, investigador de piratería aérea en Latinoamérica, a través del podcast Radio Ambulante.