A veces la industria del cine se da el lujo de sorprender incluso a quienes la seguimos como si fuera una bolsa de valores emocional. La nueva lista oficial de películas elegibles a los Premios Oscar 2026 lo confirma: el anime japonés volvió a la conversación global… sin que Studio Ghibli aparezca por ninguna parte. Ese pequeño terremoto —silencioso, pero contundente— revela un desplazamiento que hasta hace poco parecía improbable: la animación nipona no solo compite, sino que empieza a diversificar sus apuestas en Hollywood.
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas confirmó 35 títulos en carrera por la categoría de Mejor Película Animada, entre ellos varios proyectos de alto calibre visual y narrativo nacidos en Japón o anclados en el estilo anime. El movimiento llega en un momento estratégico: la taquilla internacional sigue respondiendo con fuerza a este tipo de producciones y la conversación cultural que las rodea crece a un ritmo que Hollywood prefiere no ignorar.
Crunchyroll
Entre los contendientes, hay un nombre que destaca por pura fuerza gravitacional: Demon Slayer: Castillo Infinito. La franquicia de Kimetsu no Yaiba se ha consolidado como uno de los fenómenos globales más importantes de la última década, y la nueva película llega con un nivel técnico que ya genera ruido entre los votantes. Aunque la cinta aún debe cumplir algunos requisitos de exhibición en ciertos territorios, su presencia en el listado eleva las expectativas: muchos consideran que esta podría ser, por fin, la oportunidad para que un anime fuera de Ghibli dé el golpe en la categoría.
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A su lado aparece otro título que ha venido construyendo adeptos con la paciencia de un depredador silencioso: Chainsaw Man – The Movie: Reze Arc. Basada en el manga de Tatsuki Fujimoto, la película promete esa mezcla frenética de horror, humor negro y lirismo visual que distingue al universo de Chainsaw Man. Para la Academia, que en los últimos años ha ampliado su sensibilidad hacia propuestas más audaces, esta podría ser una carta inesperada… y peligrosa para las grandes casas estadounidenses.
Completan el panorama otras producciones con ADN asiático o estilo anime, como Colorful Stage! La película: Miku no puede cantar, Scarlet, ChaO, 100 Meters o The Legend of Hei 2. Aunque algunas no cuentan con un músculo de marketing comparable al de sus competidoras occidentales, su sola inclusión en la lista habla del momento histórico que atraviesa la animación en Asia: menos concesiones, más ambición estética y un dominio técnico que tiene a Hollywood respirando hondo.
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El proceso para definir a los nominados será, como siempre, quirúrgico. Los miembros de la rama de animación deberán ver las producciones y votar por sus cinco favoritas. Las nominaciones oficiales llegarán en enero de 2025, y ahí comenzará la recta final. ¿Puede un anime ganar el Oscar sin apellidarse Miyazaki o Ghibli? Las estadísticas son tímidas —solo El viaje de Chihiro y El niño y la garza han logrado la estatuilla—, pero el contexto juega a favor de un giro inesperado.
La animación japonesa ha dejado de ser “la alternativa” y empieza a operar como una fuerza transversal: taquilla, conversación cultural, fandom global, influencia estética. Si alguna vez hubo un momento para pensar que un anime no tradicional podía alzarse con el Oscar, quizá sea este. Studio Ghibli descansa este año. Todos los demás, no.