Cuando Friends terminó en 2004, el mundo quedó huérfano de risas en Central Perk. Esa pandilla que parecía inagotable —Ross, Rachel, Chandler, Mónica, Phoebe y Joey— se despidió frente a más de 52 millones de espectadores solo en Estados Unidos, convirtiendo el final en uno de los más vistos de la historia de la televisión. Pero mientras los fans lloraban frente al televisor, NBC ya tenía un plan: seguir exprimiendo la magia con Joey, un spin-off centrado en el personaje más entrañablemente ingenuo de la serie.
Y la jugada prometía. El episodio piloto de Joey fue visto por 18,6 millones de personas, un número que haría temblar a cualquier serie contemporánea. La premisa era sencilla: Joey Tribbiani deja Nueva York para volver a intentarlo en Los Ángeles, esta vez acompañado por Gina, su explosiva hermana (interpretada por Drea de Matteo), y Michael, un sobrino genio que funcionaba como su brújula más sensata. Shana Goldberg-Meehan y Scott Silveri, dos pesos pesados detrás del guion y la producción de Friends, estaban al mando. Sobre el papel, todo pintaba bien.
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Pero la realidad fue otra. El encanto inicial se desinfló: al año siguiente, la serie había perdido 11 millones de espectadores. NBC movió Joey de su horario estelar, intentó reanimarla sin éxito y terminó cancelándola a mediados de su segunda temporada. Ese frenazo abrupto dejó un detalle que con el tiempo se convertiría en leyenda urbana para los fans: ocho episodios completamente inéditos en Estados Unidos, capítulos que nunca llegaron a emitirse ni fueron incluidos en DVD o servicios de streaming.
Hasta ahora.
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En un movimiento inesperado, el canal oficial de Friends en YouTube ha comenzado a subir los 46 episodios de Joey, incluidos esos ocho capítulos fantasma que llevaban casi dos décadas engavetados. No están revolucionando Internet —apenas rondan los 100.000 visionados—, pero funcionan como una nota al pie deliciosa para entender el impacto cultural de Friends… y su compleja relación con sus propias extensiones.
¿Por qué fracasó Joey? Kevin S. Bright, productor ejecutivo de la serie original, lo resumió con brutal honestidad en 2006: “Joey se convirtió en un personaje patético”. En Friends, era un mujeriego adorable, un amigo leal y el corazón de muchas situaciones cómicas. En el spin-off, en cambio, lo transformaron en un actor deprimido, incapaz de conseguir trabajo ni pareja. La esencia del personaje se perdió, y con ella, el interés del público.
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Aun así, revisitar Joey hoy —y sobre todo sus episodios inéditos— tiene algo de arqueología emocional. Es volver a la última esquina del universo Friends, ese rincón que nunca alcanzó la gloria de su serie madre, pero que conserva destellos de su espíritu. Una forma, tardía pero bienvenida, de completar el mapa.
Si has visto Friends mil veces, si todavía recuerdas diálogos de memoria o si te duele que no haya un nuevo capítulo desde 2004, ahí tienes un pequeño regalo escondido en YouTube: los episodios que nadie pensó que algún día veríamos.