Cuando Dragon Ball Super debutó en 2015, la emoción de los fanáticos fue desbordante. Era el primer anime de la franquicia en casi dos décadas, una promesa de continuar el legado de Gokú y compañía. Sin embargo, tras ese entusiasmo inicial se escondía una decepción profunda que no solo compartieron algunos seguidores… sino también el propio Akira Toriyama.
Crunchyroll
El creador de Dragon Ball, fallecido en marzo de 2024, nunca fue de expresar abiertamente críticas. En la industria del manga y anime, los autores suelen mantener un perfil bajo frente a las adaptaciones de sus obras. Por eso sorprendió tanto cuando, en 2016, Toriyama confesó públicamente que había presentado quejas a Toei Animation por la calidad de los primeros episodios de Dragon Ball Super. “Me molestó tanto esa película live-action, que terminé revisando el guion de la película animada y quejándome de la calidad del anime para televisión”, declaró en el 30 aniversario de la saga.
Sus palabras reflejaban una decepción honesta: los primeros arcos de Super —que recontaban las historias de La batalla de los dioses y La resurrección de ‘F’— no solo eran redundantes para el público, sino que mostraban una calidad visual irregular y, en ocasiones, muy por debajo del estándar. La presión por cumplir con los plazos llevó a Toei a tomar atajos en la animación, y eso fue evidente incluso para los fans más fieles.
Crunchyroll
Pero Dragon Ball Super supo levantarse. Con el paso de los episodios, y particularmente en la Saga del Torneo del Poder, la producción elevó su nivel técnico. La película Dragon Ball Super: Broly (2018), en la que Toriyama tuvo una mayor participación, fue ampliamente celebrada por su animación fluida y su historia coherente. Aun así, la frustración inicial del autor quedó como una marca indeleble en los comienzos de este nuevo capítulo.
Hoy, tras la muerte de Toriyama, el futuro de la franquicia se mantiene incierto, pero no se detiene. La reciente Dragon Ball Daima y el éxito de Super Hero (2022), con animación 3DCGI, demuestran que el legado sigue en movimiento. Sin embargo, nunca se debe olvidar que incluso un fenómeno global como Dragon Ball puede comenzar con el pie izquierdo… y que, a veces, ni su creador es capaz de ocultar su decepción.